Casi un martes cualquiera

Los vecinos y los bares sacan sus parrillas a la calle para celebrar el segundo San Xoán más raro de estos años, sin hogueras, con mascarilla y, esta vez, con triunfo del Dépor

A Coruña

Otro San Xoán raro y ya van dos y, además, seguidos, si el año pasado fue el Dépor el que aguó la fiesta coruñesa, perdiendo la posibilidad de ascender a Primera División, este año fue el coronavirus el que enrareció el ambiente y el que obligó a cambiar hogueras por mascarillas y distancia social por amores fugaces en la playa. No fue el de ayer un martes cualquiera de verano con niebla, pero casi, por fin había familias en la calle al caer la tarde y los bares se afanaban en recuperar la normalidad que tan lejana les queda ya, sacando a la calle sus parrillas, sus sardinas y churrasco y, en algún caso, como en el Belber Britania, también cigalas.

Muchos grupos de amigos prefirieron abandonar la ciudad y trasladarse a fincas privadas para poder hacer una hoguera y, por fin, saltarla, otros tuvieron que adaptar sus planes de todos los años, de fogata en la playa y espantamiento de meigas, por una cena en la plaza del Humor, con pollo y cerveza.

Fue un San Xoán sin niños corriendo por la arena y sin hacer números para ver el partido mientras prenden las brasas, pero fue, San Xoán, así que, no faltó el olor a humo en la ropa, cohetes a las doce de la noche, y las ganas de reunirse, aunque sin poder tocarse demasiado. Y, al menos, esta vez ganó el Dépor. Muchas de las calles y plazas se quedaron huérfanas de celebración, donde los locales ofrecieron una imagen de día laborable normal y corriente, con clientes fumando en la puerta y sin ningún atisbo de fiesta, con pincho de guisantes y tropezones, en vez de chorizos criollos o sardinas. Algunos, como explicaba ayer Manuel del bar 12 N, no quisieron promocionar demasiado que iban a sacar la parrilla a la calle para no enfrentarse a decirle a sus clientes que no se podían quedar, que ya eran demasiados, así que, fueron los clientes habituales los que se sentaron en sus mesas.

A pesar de la rareza y del éxodo de muchas pandillas a fincas o a las casas de amigos con terraza, fue un día de fiesta, atípico, con el acceso vedado a los arenales, pero de fiesta y, para algunos, como para los miembros de la asociación cultural 16 Tons, una manera también de volver a verse tras el confinamiento y de poder compartir tiempo juntos, al menos, las cuatro horas que separan las ocho de la tarde a las doce de la noche, cuando tenían que disolverse, tal y como exigía el Concello para conceder los permisos de parrilladas en la calle.

Unas 200 personas se encargaron del dispositivo de seguridad municipal.

Carlos, Santi, Fran, Susana y Eugenia - Plaza del Humor"Tenemos un cubo para quemar unas notas y poder saltar la hoguera"

"Hay muchas meigas que espantar este año", decía ayer Eugenia, que celebró San Xoán en la plaza del Humor, con una parrillada con sus amigos, que son vecinos también del barrio. LLevaron churrasco, pollo y chorizos, pero también un cubo metálico para no irse a dormir sin haber saltado una hoguera, aunque fuese muy pequeña. "Trajimos unos papeles para hacer notas y quemarlas en el cubo y poder saltar", explicaba ayer Susana. Si el coronavirus no hubiese irrumpido en sus vidas, seguramente, ayer, sobre las nueve de la noche, estarían en el bar O Delito comiendo una sardina y después bajarían a la playa para ver las hogueras, aunque tampoco les disgustaba este plan improvisado de ayer.

Asociación cultural 16 Tons - As Atochas"Celebramos en versión reducida, pero así empezamos a hacer vida normal"

Los miembros de la asociación cultural 16 Tons se reúnen siempre en As Atochas a celebrar el San Xoán, se suelen reunir unas noventa o cien personas y es un ir y venir de niños corriendo por la plaza. Ayer, sin embargo, redujeron el aforo a una veintena de integrantes. "Lo celebramos en versión reducida, pero, por lo menos, así empezamos a hacer vida normal", explicaba Víctor, de la asociación. Montaron dos parrillas para cocinar el churrasco y alguna sardina, aunque en este grupo son "carnívoros". Al principio, pensaron en trasladar la fiesta a una finca fuera de la ciudad pero después se decidieron a quedarse en A Coruña y celebrar su tradicional San Xoán, aunque fuese menos concurrido.

Chicho, Pablo, Senén, Lucía, Yaine y Agustín - Monte Alto"Este año nos dividimos en dos grupos, unos en el bajo y otros, en El Cascabel"

"Nos conocen por los del bajo", dice Agustín entre risas. Su San Xoán es siempre en este local y en el bar el Cascabel, en la avenida de Hércules, en la esquina de la calle. Este año, para cumplir con la distancia social, se separaron, para celebrar. Juntos, pero cumpliendo con la normativa. "Nosotros nos juntamos siempre, de toda la vida, no nos hace falta que sea San Xoán", dicen sus amigos, con la televisión encendida y el partido del Dépor en el minuto 80, con la cerveza en la mano y con el recuerdo del año pasado muy presente. Para cenar tenían churrasco, pero también empanada cubana y una tarta que no se podía sacar de la nevera hasta pasada la medianoche.

Manuel, do 12 N, con clientes - Calle Ángel Rebollo"Non promocionamos moito para non ter que dicirlle a xente que non había sitio"

Para evitar aglomeracións e para poder cumprir coas medidas sanitarias derivadas da crise do coronavirus, no bar

12 N, da rúa Ángel Rebollo, decidiron non publicitar moito que ían facer unha parrillada a noite do San Xoán, así que, os que sentaron nas súas mesas onte eran, sobre todo, clientes habituais e veciños. "Non promocionamos moito a churrascada para non ter que dicirlle a xente que non había sitio para que quedasen", contaba onte Manuel, mentres lles daba a volta ás costelas na parrilla. Adoitan facer sempre un asado polo San Xoán. "Sempre facemos churrasco, porque a sardiña sobe moito de prezo nestes días", comentaba onte Manuel, con Ibán, un dos clientes do bar.

Fefo, do Bar Tracio - Calle Orzán"Por San Xoán solo asamos sardinas, las compramos a diez euros el kilo"

La parrilla del bar Tracio estaba ayer en la calle Orzán, aunque la mayoría de sus clientes estaban en la terraza trasera. En este local, según explicaba ayer Fefo, "solo se asan sardinas el día de San Xoán". Este año las compraron a diez euros el kilo, pero quisieron respetar la tradición, aunque todo lo demás fuese un poco distinto, desde el uso de la mascarilla a la desinfección. Para saltar la hoguera, bromeaban ayer sus clientes, ya se les ocurriría algo, pero ya más entrada la noche, cuando el bar estuviese cerrado y hubiesen acabado la maratoniana jornada de trabajo. Varios locales del entorno de la plaza de Pontevedra sacaron sus sillas a la calle, aunque no todos tenían las parrillas encendidas.

Dani, Renata e Santi, do bar O Sibarita - Rúa Linares Rivas"Tiñamos case todas as mesas reservadas xa para esta noite"

"A xente ceou cedo este ano", dicía onte Dani, do bar O Sibarita, que ofrecía un menú de tres sardiñas, pementos e pan de broa por cinco euros. Era o único local pola zona de Linares Rivas no que había ambiente de San Xoán ás oito da tarde. "Tiñamos case todas as mesas reservadas para esta noite, pero a xente que pasa por aquí tamén se está animando a tomar algo", relataba onte, nun momento de descanso entre o asado das sardiñas. Neste local optaron pola parrilla eléctrica, xa que teñen árbores moi cerca e resulta menos perigosa que a parrilla de carbón. "Todos os anos facemos facemos algo especial polo San Xoán, menos o ano pasado, que foi domingo e pechamos", comentaba onte.

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