El borrador del nuevo Plan de Emergencia Exterior del polígono de Agrela-Bens, que la Xunta acaba de someter a información pública, reduce de forma drástica el número de supuestos que causarían un accidente grave en las tres instalaciones industriales incluidas en el documento, las plantas de CLH, Repsol Butano y Repsol Petróleo. Si en el plan de 2010 había 122 posibles riesgos de accidentes graves, en el elaborado en 2015 ya se redujeron a 98, mientras que en la última actualización caen hasta los 18.

Esta modificación puede tener importantes consecuencias urbanísticas, ya que el Plan General de Ordenación Municipal limita de forma decisiva las posibilidades de edificar en una amplia área de la ciudad que está considerada como zona de afección del parque empresarial y en la que se encuentran los polígonos urbanísticos de Penamoa y As Rañas. Para que esas condiciones variasen, sería necesario elaborar un Análisis Cuantitativo de Riesgos que determinase cómo podrían afectar los accidentes de Agrela a su entorno y, si finalmente revelase que puede autorizarse la edificación o incluso aumentar lo edificable, habría que modificar el ordenamiento para introducir ese cambio, según fuentes municipales.

Las modificaciones en la normativa europea sobre la prevención de riesgos en el sector industrial que opera con sustancias peligrosas, materializadas en la directiva conocida como Seveso III, han supuesto una rebaja en los umbrales que establecen la posibilidad de que se produzcan accidentes graves. A ello hay que unir las medidas adoptadas por las empresas para disminuir esos riesgos, lo que se traduce en un fuerte descenso en el número de siniestros que tendrían importantes consecuencias en el polígono de Agrela-Bens.

La bajada más espectacular se produce en la refinería de Repsol Petróleo, ya que frente a los 65 supuestos que el anterior plan de emergencia contabilizaba como posibles causantes de accidentes graves, ahora tan solo se detallan 9. En el caso de Repsol Butano de los 17 referidos en 2015 se pasa a dos, mientras que en CLH el cambio es de 12 a siete.

El nuevo plan de emergencia excluye además a la actual Alu Ibérica, la antigua Alcoa, de la relación de empresas susceptibles de generar un siniestro importante. La planta había sido incorporada al documento en 2015 por la existencia en su recinto de un depósito de propano que ha sido eliminado recientemente, lo que permite su salida del plan.

El nuevo plan de emergencia altera también las áreas afectadas por los efectos de los posibles accidentes. En el documento de 2015 se consideraba que la mayoría de los 98 supuestos incluidos podría causar un efecto dominó al existir en el entorno de las plantas otras instalaciones que, al ser afectadas por un siniestro, producirían otras consecuencias negativas. Pero en el que ahora se pone a exposición pública esa situación solo se considera posible en cuatro de los riesgos apreciados en CLH, en todos los de Repsol Butano -que se corresponden con accidentes de camiones cisterna que transportasen ese gas- y en uno de los previstos en la refinería.

El documento amplía sin embargo de manera sustancial la zona de alerta ante un posible accidente en Repsol Butano, en la que no se producirían daños pero serían percibidos por la población, sobre la que solo se intervendría para garantizar la seguridad de las personas incluidas en los grupos calificados como críticos.

En el plan de 2015, de los 65 tipos de accidentes que se relacionaban, cinco de ellos tendrían una zona de alerta superior al kilómetro, tres de los cuales superarían incluso los dos mil metros. Pero en el nuevo plan que ahora se acaba de elaborar, de los nueve siniestros considerados posibles, uno de ellos sobrepasaría los tres kilómetros de zona de alerta, otro los seis y un tercero hasta los ocho, por lo que se considera que sus consecuencias no solo serían apreciadas por toda la población de A Coruña, sino también por la de los municipios limítrofes.

Entre los siniestros que se mencionan como posibles en las tres instalaciones industriales incluidas en el plan figuran incendios de charco, llamaradas, explosiones, bolas de fuego, sobrepresión, proyección de fragmentos, dardo de fuego y dispersión tóxica. Ese último tipo de accidente, que se originaría por la rotura de conducciones de gas, es precisamente el que tendría una afección más grande al superar los tres kilómetros de zona de alerta, aunque no implicaría, como en todos los supuestos analizados, la necesidad de evacuar a la población, a la que solo se aconsejaría el confinamiento en sus hogares.