Mientras una catástrofe ponía en jaque a sus protagonistas en el interior de sus páginas, otra, esta vez en el exterior y con nombre y apellidos -Covid-19- paralizaba el recorrido de la novela que la relataba. Rewind, el último libro de Juan Tallón, no salió al mercado en un momento propicio para las editoriales, sino que empezó a aparecer en los estantes de las librerías cuando se decretó el estado de alarma, y la situación sobrevenida, reconoce, "lo golpeó". Ayer, el periodista ourensano retomó con nuevos alientos la reactivación de las presentaciones, que inició de nuevo en la librería Moito Conto de la ciudad. Varios curiosos se acercaron para escucharle hablar de su texto, el retrato de "seis jóvenes en el mejor momento" de su existencia, hasta que reciben "un golpe de vida" -como lo llamaba Virginia Woolf- tras la explosión en el edificio de Lyon en el que se encontraban.

Alguno que se haya enfrentado estos meses a la cara más dramática de la pandemia, la muerte, se verá reflejado en los efectos que provoca en los personajes la tragedia. Especialmente si miran aún con distancia la vida adulta. La dureza de Rewind se incrementa porque sus protagonistas son estudiantes "que están cursando la universidad y se creen indestructibles", justo ese instante en el que uno se piensa "así de poderoso". La explosión, sin embargo, les lega una lección agria. "Para algunos todo se acaba y para otros la vida empieza de cero. Este es un libro sobre la amistad, la juventud y el final de la felicidad", cuenta el gallego.

Como no podía ser de otro modo dado el leitmotiv de la trama, el escritor admite que se trata de un texto "duro", aunque con un mensaje de esperanza bajo el cascarón. En él queda patente "lo vulnerables que somos, pero también lo indestructibles" que podemos llegar a ser. En su proceso de escritura, su pluma estuvo guiada por la convicción de que "todos somos capaces de rehacernos tras una gran tragedia, porque no estamos hechos para ser derrotados", sino "para salir de las grandes desgracias". En el camino a veces sobreviene la madurez, como le ocurre a sus protagonistas, que experimentan "una caída a plomo" directa a la vida adulta.

"Cuando acabas una novela descubres que has escrito sobre más cosas de las que creías. Yo no me propuse hablar de ese paso precipitado, pero va sobre eso, sobre pagar un precio por algo que creías que era gratis", revela el autor, que deja asomar también, "como una sombra", la presencia del terrorismo internacional. La globalización de ese radicalismo y el de los propios Erasmus se rozan los dedos en una novela que declara sumergida "en la época en la que vivimos", y que se escribió "rápido" después de imponerse "con fuerza" al autor. Lo primero que surgió fue "la forma de contar la historia, la idea de la multiperspectiva", sobre la que construyó un retal de ficción en el que tuvo "muy en cuenta" su propia etapa universitaria.

A pesar de que las becas Erasmus no existían cuando Tallón recorría los pasillos de las facultades, hay muchas cosas que no han cambiado. "La independencia familiar y la sensación de que la vida es algo liviano donde no hay que rendir cuentas siguen ahí", detalla el periodista. A diferencia de sus personajes, dice que no ha tenido que enfrentarse nunca a un punto y aparte, aunque sí a algún que otro tropiezo desafortunado. "No he empezado de cero, sino de dos o de tres. Como mucho, he hecho una mudanza", aclara.