En ocho años, las vidas de Antón Gómez-Reino y de Pablo Iglesias han cambiado mucho, tanto que, si se lo hubiesen dicho en 2012, ninguno de los dos se lo hubiese creído. Lo reconoció ayer Iglesias, en el mitin de A Coruña. "Si nos dijesen que, entre los dos íbamos a tener cinco hijos...", dijo Iglesias, entre risas. Porque tampoco se creería a quien le dijese que sería vicepresidente del Gobierno. De su etapa en A Coruña recordó que bajaba corriendo desde Monte Alto al paseo y que subía andando, "porque había cuesta" y también que, tras probar la tortilla de Betanzos, tuvo que decirle a su madre que había encontrado una receta tan buena como la suya.