"La playa con bandera azul, y, en frente, el tercer mundo". Antonio Álvarez, vecino del 32 de la avenida Pedro Barrié de la Maza, ejemplifica el hastío de los vecinos de la zona ante una solución que, a su ver, se prolonga demasiado. Residentes de cuatro bloques situados en los soportales de Riazor se han unido, con el apoyo de la asociación Castaño y Nogal, para reclamar que el Concello arregle lo que para los vecinos más longevos ya supone un verdadero problema para entrar y salir de sus viviendas.

Denuncian que los tres escalones que separan la plataforma de hormigón en la que se asientan los portales de la acera constituyen una barrera arquitectónica y que ya ha sido causante de varios percances. "En los edificios hay unos cinco vecinos con movilidad reducida. Ha habido ya caídas serias", explica Antonio Álvarez.

No es esta la primera vez que reclaman al Concello que aporte una solución. La respuesta de los responsables de Urbanismo fue, entonces, la misma que ahora: no es posible realizar actuaciones en la zona ya que la titularidad de la acera bajo los soportales de la avenida es privada. Una respuesta que no convence a los vecinos, que han optado por lanzar un órdago al Ejecutivo. "Si en el plazo de 15 días no hemos recibido una respuesta por parte del Ayuntamiento, presentaremos una denuncia a la Fiscalía contra la Corporación y técnicos por incumplir la normativa en materia de accesibilidad", asegura Álvarez. Para otra de las vecinas, Maite Miguélez, que la situación se resuelva lo antes posible es ya apremiante. Su madre, de 93 años, ya ha sufrido dos caídas intentando acceder a la acera en silla de ruedas. "Te sientes abandonada por la autoridad. O dejamos a los mayores en casa sin salir, o los exponemos al riesgo. No puedes condenar a alguien a quedarse en casa mirando por la ventana", denuncia.