El colegio electoral del Centro Galego das Artes e da Imaxe (CGAI) se encontró ayer con un inconveniente con el que no contaban los miembros de la mesa y es que el elevador que permite que las personas con movilidad reducida puedan salvar las escaleras del edificio no funcionaba. Para que las personas que llegaban al colegio electoral en silla de ruedas pudiesen ejercer su derecho al voto sin complicaciones, el presidente de la mesa acercó en varias ocasiones la urna a la puerta. Un gesto que permitió acelerar la votación, ya de por sí más lenta de lo normal, al tener que cumplirse los protocolos de seguridad para evitar contagios por coronavirus.