El dominio que el Partido Popular tiene en el electorado de la ciudad cuando toca votar en las autonómicas se afianzó todavía más en las elecciones del pasado domingo, cuando de nuevo los votos conservadores no solo se impusieron en los diez distritos de A Coruña sino que aumentaron también la autoridad del partido en las mesas electorales: si hace cuatro años el PP ganó en el 95% de ellas, ahora lo han hecho en el 96,62%. Solo el BNG -la fuerza que protagonizó el sorpasso al PSdeG-PSOE en la izquierda y que, con su ascenso, hundió la coalición Galicia en Común- fue capaz de hacerle una débil sombra al PP en las sedes donde los coruñeses acudieron a votar: se impuso en 10 urnas de 295.

Los socialistas, que mandan en la ciudad desde mayo del año pasado, se mantienen como tercera fuerza y encadenan dos elecciones gallegas sin conseguir imponerse en una sola mesa (lo hicieron por última vez en once urnas en 2012). En 2016 quedaron por debajo de En Marea pero lograron doblegar al Bloque en todos los distritos pero ahora los nacionalistas los miran por encima: solo cedieron el segundo puesto en 33 mesas, una de cada diez.

El nacionalismo acaparó mayor número de votos que el PP en mesas de los distritos 2 (Monte Alto-Adormideras), 5 (Riazor-Labañou-Os Rosales), 7 (Os Castros-Elviña-O Castrillón) y 9 (Mesoiro-Castro de Elviña), con diferencias generalmente ajustadas salvo en una de las urnas del centro cívico de Mesoiro (191 sobre 128), donde fue a votar la mayor parte de la población de Novo Mesoiro, el barrio con la media de edad más baja de la ciudad. En todos los distritos los nacionalistas triplicaron votos respecto a hace cuatro años, cuando el auge de las mareas -entonces agrupadas en En Marea- los relegó a cuarta fuerza política.

El votante del PP no dio muestra de debilidad frente a otros partidos en los distritos 1 (Ciudad Vieja-Pescadería), 3 (Ensanche-Cuatro Caminos), 4 (Os Mallos-Sagrada Familia), 6 (Agra do Orzán), 8 (Eirís-As Xubias) y 10 (Agrela-Bens), aunque solo en tres de los diez distritos de la ciudad recabó más votos que hace cuatro años; en el resto los apoyos menguaron, como también la participación del electorado.

Los populares crecieron más de 2,5 puntos el domingo en el conjunto de la ciudad, pero en términos brutos cayeron ligeramente y se dejaron algo menos de 2.000 votos. En una de las zonas que concentra mayor número de sus votantes, el Ensanche, la suma de las papeletas que fueron para Galicia en Común, el PSOE y el BNG se quedó a más de tres mil votos de los obtenidos el domingo por el Partido Popular.

El PSOE, que anoche embarrancó, encuentra escasos argumentos para consolarse en el escenario que las elecciones dejan en la ciudad. El tirón de Pedro Sánchez tras ganar las generales de 2019 que tan bien aprovechó Inés Rey para tumbar a Marea Atlántica y hacerse con la Alcaldía no ha tenido el mismo efecto más de un año después. Así, en una ciudad con insuficiente mayoría conservadora para llevar las riendas del Ejecutivo municipal, el PSOE, con Gonzalo Caballero como piloto autonómico, se estrelló sin apenas nada a lo que agarrarse.

Los socialistas impusieron el voto de sus militantes y simpatizantes sobre el electorado nacionalista en poco más del 11% de las mesas, 33 de 295: diez en el distrito 6 (Agra), el que más; siete en el 7 (Os Castros); cinco en el 3 (Ensanche); tres en el 5 (Os Rosales); dos en el 2 (Monte Alto); dos en el 4 (Os Mallos); dos en el 9 (Mesoiro); y dos en el 10 (Agrela). En solo cuatro de esas 33 islas, con el PP siempre a la cabeza, el partido superó el centenar de apoyos. El PSOE y el BNG empataron a 64 votos en una de las mesas de la sede de la asociación de vecinos de O Ventorrillo.

El contraste con el reparto de votos que depararon las elecciones municipales del año pasado es evidente. En mayo de 2019, los votos socialistas hacían ganar a Rey en seis de cada diez mesas (181 de 293); el PP se consolidaba como la fuerza con más apoyos en la Ciudad Vieja, Ensanche y Riazor; y Marea, que cuatro años antes había ganado en 165 mesas -más de la mitad del total-, solo logró superar al resto de partidos en tres. El pasado domingo la ciudad concurrió a unos comicios en clave distinta, con la Xunta en juego, y de nuevo, salvo en el paréntesis de 2005, los coruñeses volvieron a hacer imbatible al Partido Popular de Alberto Núñez Feijóo.

En Común, siempre cuarta

Más dramática ha sido la pérdida de confianza que reflejan los resultados obtenidos por Galicia en Común, lastrada por la lucha de intereses y corrientes fraguada en los últimos cuatro años en el entorno de En Marea. La coalición de fuerzas progresistas liderada por Antón Gómez-Reino, sin ya representación en el Parlamento de Galicia, tuvo un escaso calado en la ciudad: en todos los distritos fue la cuarta fuerza más votada, con caídas porcentuales respecto a En Marea en 2016 del 81% y del 80% en Mesoiro y Os Mallos respectivamente; en solo dos superó los mil apoyos y en una sola mesa, en el colegio Juan Fernández Latorre en el distrito 7, pasó del centenar de votos.

Por debajo de estas cuatro fuerzas, Vox rozó los 2.800 respaldos del electorado coruñés en su primera participación autonómica, Ciudadanos no alcanzó los 800, cifra que palidece más ante los más de 5.300 votos que atrajo en 2016 y Marea Galeguista, corriente emanada también de En Marea, consiguió la mitad de votos (359) que el partido animalista PACMA (726). La participación en las autonómicas llegó al 56,9%; más de cuatro de cada diez coruñeses con derecho a sufragio no acudieron a la cita en las urnas.