Montaña rusa para los participantes de Made in Galicia. Después de anunciar su cancelación por "competencia desleal con el comercio local, la hostelería y otros sectores productivos", el Concello dio marcha atrás ayer a su decisión de anular la feria, que subordina ahora a que no coincida "en tiempo y lugar" con la del Libro, la del Cómic y Mostrart. Según indican fuentes municipales, el departamento de Seguridad Ciudadana está estudiando la posibilidad de que se celebre la exhibición, en la que empresas gallegas muestran cada agosto sus productos en los jardines de Méndez Núñez. En caso de celebrarse, los puestos podrían cambiar este año de ubicación a raíz de la pandemia, ya que el Ayuntamiento arguye que compartir terreno con otros eventos haría "imposible guardar las distancias".

El Concello está valorando "un espacio alternativo o un cambio de fecha" para separar las tradicionales ferias que concurren el próximo mes, y supedita a ello el Made in Galicia. Sus organizadores tendrán que presentar además "un plan Covid", en el que se especifiquen medidas preventivas como recorridos de una sola dirección para visitar los puestos. Ante la cancelación de la feria, los participantes se ofrecieron a "adoptar cualquier medida sanitaria" exigida, e indicaron que algunas, como el control de aforo, podían ser similares a las de la ya confirmada Feria del Libro. La celebración de este evento y no del suyo es lo que desconcertó a los emprendedores, que declararon sentirse "totalmente discriminados" por el Ayuntamiento.

Uno de sus habituales, Óscar Varela, asegura que la anulación supondría "un duro golpe económico" en un momento en el que también ellos y no solo el comercio local han sufrido "un descuadre del efectivo en caja". Su tienda, Fío de Martié, recauda en torno a 6.000 euros en venta directa y cerca de 10.000 más gracias a los contactos que establece con otras empresas durante el acontecimiento. El comerciante afeó que, en el informe que les trasladó el Concello, se les tratara "de ilegales" a pesar de que pagan "un alquiler por ocupar ese suelo público". Precisamente esa ocupación es otra de las claves que hace cuestionar al Ayuntamiento la viabilidad de la cita, ya que es preciso que exista una ordenanza de ferias que permita la libre concurrencia de comercios para exponer sus productos. Este trámite, alegan fuentes municipales, es necesaria en este caso porque la cita es de iniciativa totalmente privada, no como las otras, que tienen ayuda pública.

El Concello apunta que su licitación este 2020 "no es posible" por el atraso administrativo que ha supuesto la pandemia, aunque "se tiene que aprobar en 2021". Indica que es una cuestión históricamente demandada, y que su inexistencia es lo que provoca la competencia desleal a la que se referían en su informe. Para este año, sin embargo, el Ejecutivo local estudia permitir la feria "de forma excepcional", lo que quizá cause malestar entre los comerciantes del área. El presidente de la Zona Comercial Obelisco, Francisco Javier Mosquera, afirmaba ayer que la cancelación de Made in Galicia sería "una buena medida", aunque no se trata de una reclamación del colectivo.

"Estamos de acuerdo siempre y cuando en su lugar se haga algo atractivo para que la ciudadanía baje al centro. Cuando hay gente es bueno para todos, pero este año el turismo es una incógnita y se va a resentir el comercio local", explicó el responsable. La edil del Grupo Mixto, Mónica Martínez, calificó la decisión como un "nuevo freno a la economía local y a su promoción" de la Concejalía de Comercio y Turismo, al que pidió que rectificara. Apuntó que el argumento municipal carece "de sentido puesto que la competencia desleal es otra cosa muy diferente", y que la confirmación de la Feria del Libro "reafirma que sanitariamente no habría inconvenientes" a la hora de celebrar el Made in Galicia.