El ocio nocturno en la Marina, como en otras zonas de A Coruña, es objeto de observación y seguimiento con el coronavirus fuera del estado de alarma y la población adaptada al periodo de regreso a la normalidad. El colectivo asociado de hosteleros que trabaja en esta fachada costera de la ciudad quiere transmitir un mensaje de tranquilidad en un sector de contacto directo con el público, al asegurar que desde que los locales de ocio y restauración han vuelto a la actividad ninguno de los 15 establecimientos de la asociación ha incumplido las normas para prevenir contagios de Covid-19. A través de un comunicado, estos hosteleros también inciden, con una apelación al "sentido común", en que clientes y empresarios "deben esforzarse" por el cumplimiento de las exigencias "que demanda la nueva normalidad".

"No somos una zona conflictiva. Creo que estamos haciendo bien las cosas para guardar distancias, limpiar mesas y atender al público a unos ritmos distintos a los de antes en locales que no pueden tener completo su aforo. No queremos que haya excepciones a este buen trabajo", comenta Antón Sáez, presidente de la Asociación de Hosteleros de la Marina.

Parte de los locales de esta zona, recuerda Sáez, no reabrieron tras el confinamiento en la fecha en la que el Estado permitió al sector volver a la actividad, sino que prefirieron hacerlo unas semanas más tarde con medidas de higiene y seguridad reforzadas y tras haber consultado sus iniciativas tanto al Concello como a la Xunta por la utilización de elementos de las terrazas en una zona protegida.

"Desde el inicio de la desescalada hemos sido un ejemplo de cumplimiento de todas las recomendaciones, desarrollando junto al Ayuntamiento un sistema de marcaje en el suelo para señalizar la separación de mesas. Hemos ampliado nuestro espacio de terrazas adaptándonos a los pasos peatonales sin aumentar el número de mesas e incluso hemos realizado cartelería propia para reforzar el mensaje, además de una campaña de concienciación", recuerda la asociación en el comunicado.

La corrección general en la adaptación a las medidas de seguridad presenta salvedades, no obstante, dado que la Policía Local tuvo que desalojar la semana pasada un local de ocio nocturno de la Marina, que no forma parte de la asociación, por incumplir la normativa para la prevención del coronavirus, al superar en un 60% el aforo permitido y sin que la mayoría de sus clientes llevasen mascarillas en ese momento ni guardasen distancias.

El Concello, a través del 092, va a mantener el trabajo de vigilancia en estos negocios debido a la concentración de gente en las calles y en los locales de hostelería. "Habrá estos días un dispositivo especial de ocio nocturno para evitar situaciones complejas o de no uso de mascarilla o de no distanciamiento social y aglomeraciones, por lo que se comprobarán los aforos, que han de ser acordes a esta nueva normalidad", avanzó ayer en Radio Coruña el responsable de Seguridad Ciudadana del Ayuntamiento, Carlos García Touriñán.

Los policías locales tendrán mayor presencia en las zonas de ocio a distintas horas de la noche -tanto uniformados como de incógnito- a través de servicios reforzados, pero el Concello alerta también de la "tentación" de los jóvenes de celebrar botellones de diferente magnitud en otras partes de la ciudad, ya que, según Touriñán, los agentes están "abortando seis o siete cada día del fin de semana".

"Pasamos por la mayoría de locales explicando qué medidas deben cumplir, que ellos las saben, pero si no lo hacen no va a quedar otra solución que aplicar un régimen sancionador, aunque este no es el objetivo, sino que todo el mundo cumpla. No vale la excusa de no poder controlar lo que hacen los clientes en un establecimiento, esa es precisamente una obligación: controlar. Y hay formas de hacerlo, como quitar la música y dar avisos por los altavoces, o dejar de servir durante un rato o no permitir sacar las bebidas a la vía pública", sugiere el director de Seguridad Ciudadana. Concluye Touriñán calificando de "normal tirando a buena" la situación del ocio nocturno en la ciudad tras la desescalada. "No puede decaer", advierte.