María Usabiaga, más conocida como Maritxu, ya no concibe la vida sin el Camino de Santiago. Hasta Compostela guarda sus huellas en el suelo empedrado. El idilio comenzó en 2006, cuando la peregrina vasca se jubiló, y ya lo ha repetido 39 veces. El último, esta misma semana desde Ourense. Pero además de contemplar la catedral desde la plaza del Obradoiro, Maritxu, de 79 años, se desvía siempre que puede a A Coruña para hacer una visita a la Torre de Hércules, donde ya la reciben con los brazos abiertos. "Me encanta esta ciudad", confiesa.

En su nuevo Camino, el número 39 de una larga lista, se ha encontrado "pocos peregrinos" y albergues que todavía están sufriendo las consecuencias del coronavirus. "Hay pocos servicios. Es una pena", resume. Precisamente fue el Covid-19 el que la obligó a permanecer en casa cuando ya contaba los días para salir hacia Santiago de Compostela. "

Tenía la mochila hecha y no pude salir así que cuando la cosa empezó a mejorar me volví a animar. Me dije 'no me voy a quedar sin hacer nada", asegura. Y así fue. Se puso las botas y viajó en tren hasta Ourense, donde empezó la ruta. "Suelo hacer dos o tres Caminos al año. He hecho ya muchas rutas. Desde toda España, de norte a sur y de este a oeste. También desde Italia y desde Francia", recuerda. ¿Y si se tuviese que quedar solo con uno? "No puedo. Todos tienen su encanto y son muy especiales", sentencia.

Maritxu Usabiaga avisa, no obstante, de que "el Camino es duro". "Es encantador, pero no se puede decir que sea fácil. Tiene un algo que me hace repetir. Mis hijos me dicen que vaya a veranear, pero yo prefiero esto", resume la peregrina. Antes de sellar la compostela, y siempre que el tiempo y la ruta se lo permitan, se da un paseo por A Coruña. "Si la cosa está muy bien en septiembre, me planteo hacer el Camino Inglés", avanza.

Su ilusión este año era pasar el 25 de julio en Santiago, pero el coronavirus le ha hecho cambiar de planes. "Quería ir hasta Finisterre y Muxía, pero me han dicho que no hay muchos albergues disponibles y que hay que reservar. Así que creo que voy a ir a León para hacer un tramo del Camino desde Irún que ya había comenzado y así avanzo", cuenta Maritxu, que cuenta orgullosa que tiene "más de 3.000 sellos" como peregrina.

Todo esto empezó en 2006, cuando se jubiló. "Yo tenía claro que quería hacer el Camino, pero justo me cogió una neumonía. Pensé entonces que no iba a poder hacerlo, así que hice una promesa y en 2007 ya tenía la compostela", recuerda, todavía emocionada.

Su casa es ya como un "templo del Camino", según cuenta su hija Miren, con fotografías, mapas y conchas de vieiras. Solo queda colgar ahora los recuerdos del Camino número 39. Y a por el 40.