La lucha contra los grafitis continúa en A Coruña. Las paredes se llenan de pintadas vandálicas que molestan a los vecinos y aportan un aspecto degradado a la ciudad. La ordenanza de limpieza aprobada en enero del año pasado por el Gobierno de Marea, con la que se dan ayudas para eliminar grafitis en fachadas privadas y se actúa de forma directa en edificios protegidos y del casco histórico, no parece suficiente. El área de Medio Ambiente estudia cómo frenar este fenómeno y se fija en otras ciudades para trazar el plan perfecto. Madrid está en el punto de mira, pues trabaja ya en una ordenanza nueva para acabar con los grafitis. ¿La clave? Endurecer las sanciones que se imponen a los infractores.

La concejala de Medio Ambiente, Esther Fontán, anuncio en octubre, apenas cinco meses después de tomar el cargo, su intención de crear una ordenanza sobre limpieza y tratamiento de grafitis. El objetivo era aprobarla antes del 2020, pero sigue a la espera. Hay "aspectos novedosos" por definir, como aclara la edil, aunque avanzó que incluirá medidas preventivas a través de la concienciación de los jóvenes y sanciones. "Estamos interesados en una fórmula de Madrid. Se informará con una campaña y se sancionará tras la información", asegura Fontán, que lamenta que "una minoría sea incívica y no cumpla con la norma". "No queda más remedio que tocar el bolsillo, parece que es lo único que se entiende", resume, a pesar de que el Concello cuenta ahora con trabajos comunitarios para aquellos que quieran evitar pagar.

Ese será el gran cambio en la ordenanza de limpieza de Madrid, que endurecerá las multas para que no aparezcan más pintadas vandálicas en la capital. Aunque todavía no se han detallado cantidades, la normativa actual incluye sanciones para los grafiteros de entre 300 y 6.000 euros. Además, se tomarán medidas de concienciación social y de vigilancia. También en A Coruña, el Concello entiende que esta lucha contra los grafitis tiene que ir acompañada de la Policía Local y de las cámaras de seguridad instaladas en las calles de la ciudad, pues permitirán identificar de forma más rápida a los infractores, que suelen actuar de noche y, en muchos casos, en grupo, para que unos pinten y otros vigilen.

El contrato de limpieza, que se adjudicará en otoño, también incluye medidas dedicadas a las pintadas vandálicas. Así, el Concello prevé crear una brigada específica para controlar estas acciones y eliminarlas. Otra de las medidas que adoptó el Gobierno anterior fue la de ceder espacios para crear murales, con el fin de ofrecer un lugar a los creadores locales donde poder diseñar y pintar con libertad. La concejala de Medio Ambiente, Esther Fontán, ya confirmó que continuaría con esta iniciativa, sobre todo para dar espacio a los jóvenes con afición por la pintura mural. El Concello pretende fijar una serie de criterios para que estos proyectos se lleven adelante.

La dificultad de luchar contra estos actos vandálicos lo puso de manifiesto hace unos meses el grafitero coruñés que firma como COAS. Se negó a limpiar pintadas, pagar multas o colaborar con el Concello en la recuperación de espacios públicos. Fue detenido hace un año e ingresó en prisión por pintar en trenes.