Hay dos tipos de peatones: los que respetan las normas y los que ni siquiera se fijan en si el semáforo está en rojo, verde o ámbar. Lo importante es que no pasen coches. Pero hay veces que ni siquiera se indica lo que hay que hacer. Ocurre en la rotonda próxima a la Torre de Hércules. Allí se colocó un semáforo durante el mandato de Carlos Negreira. El objetivo era regular el paso del tranvía, cuando el Gobierno local tenía el plan de recuperarlo entre el faro romano y Riazor. Nunca pasó. Pero el semáforo allí sigue. Sin cambios y tampoco sin luces. Más de uno creerá que está estropeado, pero lo cierto es que todavía no se ha encendido.