La idea de la tecnología como algo universal no es tan real como parece. Para algunos los mandos tienen botones demasiado pequeños, encender y apagar la luz puede ser una odisea, y tareas para otros simples como el ocio o el aseo diario, una labor ardua. El Centro de Investigación TIC (Citic) de la Universidade da Coruña (UDC) pretende poner fin a estos obstáculos en su acceso, e incluso aplicar la robótica o la inteligencia artificial para facilitar esos puntos en los que, a las personas con diversidad funcional, la vida cotidiana se les atranca. La institución ha recibido una ayuda de 30.000 euros de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (Fecyt) para sufragar un proyecto dedicado a los aquejados de parálisis cerebral, que trabajarán con alumnos de institutos y FP en el diseño de soluciones tecnológicas a sus problemas.

El proyecto Jóvenes Tech-In estará liderado por el subdirector del Citic Javier Pereira Loureiro, y la directora de la Asociación de Atención a las Personas con Parálisis Cerebral (Aspace) de A Coruña Sonia Ruiz. Ambos se encuentran ya trabajando en la primera fase de la iniciativa, que comenzará a caminar en septiembre con el inicio del curso escolar, y que define actualmente los retos que se plantearán a los participantes. El responsable del centro investigador indica que serán los propios miembros de la asociación los que planteen las problemáticas sobre las que trabajarán los institutos, pertenecientes tanto a la ciudad como a su área de influencia. Los estudiantes -de cuarto de Secundaria y primero de Bachiller- podrán conocer mejor con ello la realidad de las personas con diversidad, que participarán activamente en el proceso y probarán los resultados.

El objetivo de la iniciativa, señala Pereira, es doble. "Queremos acercar las tecnologías a las personas con discapacidad, pero también mentalizar a los jóvenes de que, cuando se diseñe un producto, debe hacerse pensando en todos", explica. El organizador lamenta que la tecnología tienda a pensar solo "en el uso masivo" y no en aquellos que poseen "otras funciones". Su vertiente más social, como un vía para "mejorar la vida de las personas con discapacidad", también está olvidada, aunque no por el centro de investigación.

El Citic lleva desde 2007 trabajando con Aspace en proyectos de cooperación, y ha firmado recientemente un convenio de colaboración con la entidad a través de la UDC. La iniciativa que pondrá en marcha este año permitirá dar a conocer mejor la realidad que se vive en la institución de Sada, ya que los alumnos la visitarán para observar en primera persona el día a día de sus usuarios. Estos pasarán a su vez por los centros, para trazar su aportación y explicar sus dificultades. Los estudiantes las afrontarán a través de la robótica, la inteligencia artificial, el diseño o la analítica de datos, y expondrán sus resultados en junio con una muestra abierta a la ciudadanía.

Los miembros de Aspace podrán probar las nuevas herramientas tanto en las aulas como en entornos reales, y beneficiarse de las mejoras que supongan para sus vidas. Pereira explica que los grandes problemas esconden muchas veces soluciones más simples, que pueden hallarse a través de mecanismos sencillos o de bajo coste como la tecnología micro: bit, una pequeña tarjeta de programación sencilla. Los grupos de trabajo contarán además con la ayuda del cuerpo docente y de miembros del propio Citic, que actualmente trabaja en uno de los elementos que podrían acabar saliendo de la iniciativa. La entidad ha apostado por aplicar las TIC al proceso de rehabilitación de pacientes con parálisis cerebral, y desarrolla un balancín para mejorar la estabilidad "que se conecta a un ordenador y presenta juegos en los que hay que mantener el equilibrio".

De obtener buenos resultados, el centro baraja extender el proyecto a otras afecciones. Ya trabaja en ellas a través de la realidad virtual, con la que intenta que la sociedad experimente la cotidianidad de los enfermos como las sensaciones que tienen o las barreras arquitectónicas con las que se encuentran.