"Tengo el gusto de comunicarte que hoy por fin ha terminado el plazo para la subasta de la célebre casa que tanto deseaba Su Excelencia". Ricardo Catoira, secretario general de la Casa Civil de Franco, comenzaba así, en 1962, una misiva dirigida al subsecretario de Hacienda del momento, Sánchez Cortés. La carta, remitida desde el mismo pazo de Meirás, hace referencia a la casa Cornide, y constituye una prueba fehaciente del interés que su excelencia Carmen Polo de Franco profesaba por hacerse con ella.

Una semana después, su deseo se hacía realidad. Un informe encargado por el Concello y hecho público ayer por el instituto Cornide de Estudios Coruñeses, recoge este y otros indicios de un posible fraude en el proceso de adquisición del inmueble, que serviría para poner la primera piedra en la recuperación del palacete para la titularidad pública. Así lo afirmó ayer la alcaldesa, Inés Rey, durante la presentación del estudio: "El informe avala el inicio de las acciones jurídicas para recuperar el inmueble".

El documento detalla los pormenores del proceso por el que la casa Cornide, ya entonces considerado un bien patrimonial específico de primera categoría, termina en manos de la familia Franco, con una reducción en su precio inicial de un 1200%. Un movimiento destinado, como ya en su día lo fue el de regalar a Franco el pazo de Meirás, a establecer una relación del dictador con la ciudad que repercutiese en el beneficio de las autoridades implicadas.

En el caso de Cornide, fueron tres los actores que propiciaron la cesión. En primer lugar, el conde de Fenosa, Pedro Barrié de la Maza, que hizo de intermediario en la puja para obtener el palacete, que cuatro días más tarde legará a Carmen Polo.

"Un 1 de agosto, Ricardo Catoira envía esa carta al subsecretario de Hacienda. Al día siguiente, Pedro Barrié de la Maza adquiere el edificio en la puja por 305.000 pesetas. Cuatro días más tarde, se la vende a Carmen Polo por 25.000", explica el director del equipo redactor del informe, Emilio Grandío.

Un proceso que contaría con la complicidad de los otros dos personajes determinantes, los alcaldes Alfonso Molina y Sergio Peñamaría del Llano. El primero, también integrante de la Junta pro Pazo que años atrás gestionaba el obsequio de Meirás, supuso, para Grandío, el "impulsor de la idea de acercar a Franco a A Coruña".

Es durante el mandato de Molina cuando se dan ciertas cuestiones que anticipan el proceso posterior, como evidencia el hecho de que en el año 1958, tras una comida en el Pazo de Meirás, se convoque un pleno en el que el alcalde queda facultado para permutar el inmueble, entonces propiedad del Ministerio de Educación, por unos terrenos en los que habría de construirse el conservatorio de música.

Peñamaría del Llano continuaría así el camino iniciado por Molina, ya que no es hasta el año 1962, tiempo en el que la casa permanece en estado de abandono, cuando el proceso se acelera y se aprueba finalmente esta permuta, para cuatro meses más tarde salir a subasta pública.

No termina aquí, no obstante, la relación de la administración local con la familia y el palacete, pese a no tener ya competencias sobre su uso y propiedad. "Desde antes de que la familia tuviera el edificio, en 1962, y hasta 1976, el Concello paga buena parte de las obras realizadas en la casa Cornide", señala Grandío.

Otro informe, que prepara el catedrático Alfredo Vigo Trasancos, y que desgrana los valores patrimoniales y artísticos del edificio para optar así a su declaración como Bien de Interés Cultural, supondrá el segundo paso para la recuperación del inmueble para el patrimonio público, actuación con la que el gobierno local se muestra "comprometido", como aseguró ayer la alcaldesa: "El informe constata el expolio por parte de la familia Franco para su propio interés, el de incorporar a su patrimonio bienes de carácter público".

El grupo municipal de Marea Atlántica felicitó al Instituto Cornide por el documento publicado, que demuestra, en palabras del viceportavoz de la agrupación, Iago Martínez, "como las élites franquistas retorcieron la ley y se valieron de las instituciones para que la casa llegase a manos de la familia del dictador".