La escritora Nieves Abarca recordó ayer que, el 1 de agosto del año pasado se había subido al balcón de María Pita con su guantelete del infinito para dar el pregón que abriría las fiestas, para que el Dépor subiese a Primera y para que todo fuese bien. Uno de sus seguidores, le preguntó en Twitter si no habría sido ese gesto el que había desencadenado todos los males que vinieron después. "Ríete, que menuda monté", le contestó la escritora, sabiendo que, en esta ocasión, no hubo pregón y que las fiestas son reducidas.