La compañía Repsol, promotora del poliducto que unirá la refinería con el puerto exterior de punta Langosteira, envió el mes pasado a la Dirección Xeral de Patrimonio de la Xunta un proyecto de extracción, traslado y reubicación del petroglifo hallado en Nostián en abril de 2019. El departamento del Gobierno autonómico prevé evaluar el plan de Repsol a lo largo de agosto y pronunciarse a favor o en contra "a finales de este mes o en las primeras semanas de septiembre", según la respuesta a una consulta de este periódico.

Si el informe de Patrimonio es favorable, el Ayuntamiento de A Coruña podría tramitar ya la licencia para la construcción del poliducto, una autorización con la que ya cuenta desde octubre del año pasado el Concello de Arteixo, por el que discurre la mayor parte de su trazado. Con los dos permisos, Repsol tramitará la contratación del proyecto de ejecución de la infraestructura que le permitirá operar en la dársena exterior.

En caso contrario, con un nuevo freno al desarrollo del poliducto, el traslado de gran parte de la actividad de la compañía desde los muelles urbanos sumaría otro retraso más en su planificación operativa, dado que la mudanza a punta Langosteira estaba prevista inicialmente para abril de 2018.

El proyecto de Repsol para mover el petroglifo desde su ubicación original durante las obras del poliducto y reponerlo a su finalización en el mismo lugar es producto del descubrimiento, por parte de un vecino hace casi un año y medio, de un resto arqueológico documentado en 1996 en una zona de Nostián por la que ha de pasar la infraestructura que unirá la refinería con el puerto exterior. Tras el hallazgo, el Concello y la Xunta empezaron a investigar el valor de los restos para saber si unos agujeros con forma de cazoletas en las que se posa el agua de la lluvia formados en una piedra eran fruto de la erosión o por el contrario habían sido creados por el hombre hace siglos. La determinación de su origen condicionaría el trazado del poliducto.

El Ayuntamiento envió un informe inicial a la Xunta en el que dio cuenta del descubrimiento de Nostián. Patrimonio sería el organismo que decidiese si habría que adoptar o no medidas cautelares para salvaguardar el bien patrimonial. En aquel momento, Repsol se mostró dispuesta a realizar estudios complementarios para verificar que no habría afección al elemento en las obras, ya que en la memoria arqueológica que ya tenía elaborada no se había catalogado como patrimonio cultural. También explicaba que se harían "a la mayor brevedad posible" para evitar retrasos en la ejecución de la conducción al puerto exterior.

Pero el caso no iba a discurrir por la vía rápida. Nueve meses después de recibir el informe del arqueólogo municipal, ya en enero de este año, Patrimonio informó de que autorizaría una excavación en el entorno del petroglifo para averiguar si existen más grabados o cazoletas en las rocas al margen de los que se observan a simple vista.

Repsol, por su parte, encargó su propio informe arqueológico al geólogo Juan Ramón Vidal Romaní, profesor emérito de la UDC y director del Instituto de Xeoloxía Parga Pondal, quien un mes después descartó que las marcas que hay en las piedras de Nostián por las que está proyectado el paso del poliducto fuesen un petroglifo con valor histórico, sino que se debían a la acción de la naturaleza.

La Dirección Xeral de Patrimonio contradijo el veredicto de Vidal Romaní y en marzo, unos días antes de la entrada del país en el estado de alarma por el coronavirus, resolvió que las marcas en las piedras de Nostián sí constituyen un petroglifo y que su conservación en el mismo lugar en el que fueron creadas tiene interés histórico y artístico. La Xunta, por tanto, pidió a Repsol, como ya había hecho unos meses antes, una propuesta que hiciese compatible la construcción del poliducto con la conservación de los grabados existentes, en la que la compañía petrolífera ha estado trabajando hasta ahora. Patrimonio resolverá en las próximas semanas.

El poliducto que deberá construir Repsol tendrá una longitud de 3,8 kilómetros, de los que 1,3 serán sobre terrenos del municipio coruñés y 2,5 en Arteixo. Su ejecución durará un año desde que la empresa tenga todos los permisos. La infraestructura constará de once tubos para transportar hidrocarburos entre el puerto petrolero y el complejo industrial de Repsol en la ciudad, por lo que será necesario ocupar una franja de diez metros de ancho.