La calle Monte das Moas ha sido la última que el Concello ha peatonalizado, a finales de julio. Barreras y macetas cortan el paso a los vehículos -salvo los de carga y descarga hasta las once de la mañana- en un tramo de la calle, entre la avenida de la Concordia y Ángela Blanca Soto, y los vecinos pueden caminar a lo largo y ancho de la calzada. Al menos hasta mediados de septiembre, quizá en adelante de manera permanente. Eso, tras someterlo a estudio, lo decidirá el Ayuntamiento, que desde los meses del estado de alarma en los que la población estuvo confinada demuestra haberle cogido gusto a un proceso de peatonalización con más de un episodio en zonas concurridas de la ciudad y que muy probablemente tenga continuidad.

El entorno del parque de Santa Margarita y la ronda de Nelle podrían ser los siguientes enclaves urbanos en dar mayor protagonismo a los peatones que a los coches. Como complemento a un plan -de momento en fase muy inicial- para mejorar el propio parque, el Gobierno local ha encargado un estudio para optimizar sus alrededores, que incluye la conversión en zonas peatonales de las calles Eladio Rodríguez, Padre Sarmiento, Vista Alegre y Cancela de Afuera. Con esta medida el Ayuntamiento pretende abrir el parque de Santa Margarita a la ciudad y mejorar sus accesos.

Propósitos distintos han tenido en los últimos tres meses otras peatonalizaciones. Desde comienzos de julio tampoco pasan vehículos por Alcalde Marchesi, en Cuatro Caminos, ni por Compostela, entre Juana de Vega y la plaza de Lugo, calles de zonas de gran concentración de comercios que ya habían sido reservadas exclusivamente a los peatones las pasadas Navidades. Ahora se cierran definitivamente al tráfico rodado para facilitar en el primer caso el desarrollo del proyecto de ronda peatonal que unirá el Agra do Orzán con el parque de San Diego, y para reformar urbanísticamente Los Cantones en el segundo.

Esta reforma dio sus primeros pasos en la desescalada de la crisis sanitaria con la ampliación del espacio para peatones en el Cantón Pequeño y en la avenida de la Marina, donde se reduce la superficie para vehículos aumenta el espacio para caminar, medidas que forman parte de una transformación de más calado en la zona. En el paseo marítimo también se ha ganado espacio para peatones junto al hotel Riazor y entre la Torre de Hércules y la fuente de los surfistas.