La veterinaria Noelia de Castro lleva en el Aquarium Finisterrae siete años y, el pasado mes de junio, practicó dos microcirugías a un caballito de mar que nació con una malformación en el abdomen, que hacía que sus vísceras saliesen al exterior. Cuenta Noelia de Castro que las intervenciones fueron complicadas, no tanto por la dificultad de la operación, porque solo tenía que meter las vísceras y cerrar ese segundo agujerito por el que se colaban sino por las dimensiones del Hippocampus abdominalis, que medía tan solo ocho centímetros, por lo que tuvo que servirse de una lupa para evitar cometer errores.

No tiene nombre todavía, nació en el acuario coruñés hace aproximadamente un año y, tras las operaciones, se encuentra ya recuperado. Durante la cuarentena, los técnicos del acuario siguieron trabajando para garantizar el bienestar de los animales, de los grandes, como las focas, y de los más pequeños, como este caballito de mar o los peces payaso, parientes de los protagonistas de Buscando a Nemo.

"Es un caballito que nació aquí en agosto del año pasado, los criamos aquí y, a finales de mayo, lo vimos en su tanque y detectamos que le salían las vísceras para fuera. Lo capturamos, lo anestesiamos y, con una lupa vimos que tenía dos agujeros en vez de uno. En una primera intervención lo que hicimos fue introducirle todo y corregirle la malformación. Lo cerramos y lo devolvimos a su tanque y, desde el primer día, empezó a comer y presentó una recuperación muy buena. Lo dejamos tres semanas hasta que se le cerraron los puntos. A las tres semanas, lo volvimos a anestesiar para quitarle los puntos y lo devolvimos a su tanque y, otra vez, presentó un comportamiento muy bueno. Empezó a comer muy rápido y no mostraba signos de dolor", recuerda Noelia de Castro, que alerta de que, en un animal tan pequeño, "pueden salir muchas cosas mal", como, por ejemplo, que tuviese una infección, al haber estado las vísceras en contacto con el agua.

Le administraron antibióticos aunque, en ningún momento, mostró indicios de infección o de dolor, así que, "se curó perfectamente", comenta la veterinaria.

Cuenta que, en el acuario, han intervenido a otros animales, como a las focas, aunque "no es lo más frecuente". "Al estar en un ambiente controlado en el que se hacen revisiones todos los días, mantenemos muy bien a los animales, intentamos evitar que haya que hacerles cirugía, aunque, a veces suceden cosas que salen fuera de nuestro control, como heridas o esta malformación y es necesario operar", relata. Si todo sale bien, a este coruñés acuático le quedan todavía por delante unos cuatro años de vida, compartiendo tanque con sus padres y con otros ejemplares de su especie.

Los técnicos de acuario grabaron todo el proceso de la intervención, desde que detectaron la malformación hasta que este superviviente volvió al tanque tras las operaciones y lo han compartido en sus redes sociales, donde se puede ver al caballito nadando libremente.