La pandemia del Covid-19 y la falta de información sobre cómo se desarrollará el próximo curso escolar, que habitualmente empieza a principios del mes de septiembre, ha generado una incertidumbre que ha provocado que las familias no sepan si deben comprar los libros de texto o no. Ante este escenario, buena parte han pospuesto esta decisión hasta que se aclare la situación, aunque otros adelantaron este gasto. Mientras tanto, las librerías de la ciudad se quedan sin estas ventas, que suponen unos importantes ingresos todos los años.

La presidente de la Federación Provincial de Asociaciones de Padres de Alumnos de A Coruña (Fanpa), Lola Blanco, relata que en la agrupación reciben consultas de padres sobre si deben adquirir este material escolar. Por ahora no puede dar una respuesta porque ahora mismo "no se sabe nada", con lo que tomar esta decisión sería como un juego de azar. "La gente está a la espera", señala la presidenta de la asociación.

Las clases, en un año normal, iniciarían su andadura el 10 de septiembre en Primaria y en Secundaria, el día 17. El coronavirus lo ha trastocado todo. Por el momento la Xunta no ha fijado el comienzo, que podría incluso retrasarse unos días, según indica Lola Blanco, aunque ahora mismo todo es una incerteza.

La presidenta de Fanpa también aclara que en Secundaria ya era más habitual que la compra de los libros se retrasase debido a la existencia de los bancos de libros de la Xunta, que sirve para conseguir parte del material, aunque las familias deben afrontar el coste de los libros que no reciben por esta vía. Y muchos alumnos los devuelven en septiembre.

¿Cómo afecta esta situación a las librerías de la ciudad? El dueño de Azeta (en la calle Posse), Suso Cambón, asegura que hay "bastante movimiento" comparado "con otras cosas", pero no tiene que ver con el de otros años. Detalla que tiene clientes que entran a preguntar por el tema de los libros de texto. "Vamos sacando pedidos", indica.

En la librería Suévia, Ermitas Valencia señala todo lo contrario. "Este año en el mes de junio y julio vendí más libro de texto de lo que habitualmente", asegura. Cree que se trata de personas que prefirieron adelantar esta compra por miedo a "aglomeraciones" o la entrada en vigor de más restricciones. También opina que es posible que haya influido que el final de las clases presenciales fuese tan temprano este año, en el mes de marzo, y que entre sus clientes hay beneficiarios del cheque de la Xunta, que ya se entregó en junio. También percibe que algunos padres están usando el bono cultural del Concello coruñés para afrontar el gasto.

La presidenta de la Federación de Libreiros de Galicia, Pilar Rodríguez, se muestra preocupada por la situación al registrarse poco movimiento en la venta de libros de texto, en contraste con otros años a estas alturas del verano. "Hoy [por ayer] era un día de muchísimo trabajo, gente que venía a recoger, que había encargado en el mes de junio, y otra gente que venía a reservar", relata. Nada de esto está pasando este año debido al coronavirus.

"Estamos en una situación tremendamente complicada. Los padres no se pueden aglomerar en las librerías y los profesores tendrán que saber que no le pueden pedir a nadie el 100% de las cosas el primer día", explica la presidenta de la Federación de Libreiros de Galicia. También indica que a esta situación hay que añadir los meses que estos establecimientos estuvieron cerrados durante el estado de alarma.