Los efectos de la cuarentena se hicieron notar de forma desigual según a quién se le pregunte. Mientras que el ingenio de muchos se agudizó, los recursos mentales de otros se tomaron unas vacaciones de las que costó despertar una vez hubo regresado la (nueva) normalidad. El primero parece ser el caso del coruñés Manuel Blanco, joven estudiante de Caminos al que visitaron las musas durante el confinamiento.

Lo hicieron en forma de un juego de mesa conocido por todos y cuyo concepto ha sido retorcido de mil maneras a lo largo de los años. Hay versiones del Monopoly basadas en series, en cine, en viajes y hasta en videojuegos. Hoy, A Coruña tiene también su propio tablero gracias al ingenio de Manuel Blanco, que no quiso que su idea de la cuarentena cayese en saco roto.

Este Monopoly koruño propone una ruta que, de seguro, más de uno habrá recorrido en la vida real cuando el ocio nocturno todavía se contaba entre el abanico de opciones posible para los fines de semana.

Según en la casilla en la que uno caiga, puede tocarle tomarse una copa de vino en el Dux, un cubata en Pelícano, en la Inn o en el Garibaldi; o, si se tiene mala suerte, caer en la casilla de la Cuarentena durante cinco turnos.

"Si tienes que comprar una propiedad, en vez de dinero, das un trago. También tiene las cartas de suerte, en las que te puede tocar bailar, hacer mímica, imitar a gente....", enumera el joven. Entre los locales escogidos, admite, contaron sus preferencias, "de mejor a peor según mi experiencia personal", aunque la selección es variada. "Están el Grietax y los de Orzán, los del puerto, algunos que no son discotecas, como el Sham o el Cañahueca", añade Manuel Blanco. Las fichas, como no podría ser de otro modo, representan los distintos tipos de Estrella Galicia que uno puede encontrar en cualquiera de los locales anteriores.

"Se me ocurrió durante el confinamiento porque vi por redes una cosa parecida. Me surgió la idea de hacer un juego para cuando nos pudiésemos juntar todo el grupo de nuevo", explica el joven. En la imagen, posa con la camiseta del Deportivo Caminos, el club de su facultad, y con cuyos integrantes espera jugar pronto una vez den comienzo las clases.

La idea es estrenarlo cuanto antes, bien con sus compañeros de equipo o con su grupo de amigos del instituto, con quien llevó a cabo durante el confinamiento no pocas iniciativas para matar el tiempo. "Hicimos un concurso de música por Instagram, una gymkana en Oleiros al terminar el confinamiento, una boda...", relata. Por ahora, no obstante, y aunque su propuesta ha suscitado éxito en las redes sociales, no está interesado en patentarla. "Yo pongo la idea, y quien quiera hacerlo, ya sabe", propone.