El director del salón internacional del cómic Viñetas desde o Atlántico, Miguelanxo Prado, ve este formato del festival, el primero de su índole que se celebra en España tras el estado de alarma, reducido y con medidas de seguridad, como "una forma de salir del paso", diferente a los anteriores años por la "falta de efervescencia". "Tenemos que buscar métodos, aunque sean limitados, para conseguir no paralizarnos a todos los niveles, económica, social y culturalmente", explica Prado en una entrevista con Efe, en la que asegura que desde la organización están "muy contentos" de haber sacado adelante el evento en plena crisis sanitaria, aunque saben que no ha sido "la opción ideal".

La XXIII edición de Viñetas llegó a su fin ayer, tras una semana de charlas limitadas, firmas adaptadas y exclusivas exposiciones, que todavía se podrán seguir visitando hasta el 13 de septiembre. La organización no fue sencilla, pues tuvieron que adaptar la disposición de las casetas de la feria, organizar puntos de control en las muestras e ir ajustando, en ocasiones sobre la marcha, las medidas de seguridad, pues "no hay protocolos absolutamente claros y definidos". "No te sirve de nada el haber hecho 22 ediciones anteriores porque todas estas cuestiones se plantean por primera vez", cuenta el dibujante, que lamenta no haber podido realizar los talleres para los más pequeños y otras actividades habituales.

"Más vale la botella medio vacía que no tener botella", reconoce el historietista coruñés, que detalla que ha sido una "solución eventual", pero "el parecido con otras ediciones anteriores es muy poco". Sin embargo, no celebrarlo este año "habría sido negativo", sostiene el director.