"Que cumplas muchos más, Titina", le decía el doctor en su centenario,. "Ay, Caliñas, no; más, no", replicaba la coruñesa Titina Menéndez, en cuya vida, bien pudieron caber cien vidas más. La centenaria más joven, a quien sus allegados la recuerdan como una mujer inteligente, coqueta y juvenil, siempre arreglada para cualquier ocasión, falleció el sábado a los 103 años.

Emparentada, por parte de madre, con el periodista Enrique Mariñas, y con los Fernández Atocha por rama paterna, María Enriqueta Menéndez Mariñas, Titina, residía a sus cien en una residencia de mayores de Os Rosales, donde dedicaba el tiempo a otra de sus grandes pasiones, la lectura, de libros y periódicos, según relataba en el año 2017 en este diario con rapidez mental y agudeza sobresalientes. De niña vivió en el Cantón Grande y pasó los veranos en la casa con embarcadero que la familia poseía en la ría do Burgo y que todavía existe, hasta que el padre se arruinó y tuvieron que trasladarse a la calle Ramón de la Sagra. Su tío paterno era gentilhombre de Alfonso XIII, "el único de A Coruña", como ella siempre se apresuraba en aclarar.

Ya en su juventud, viajó por cuatro continentes y conoció a cuatro reyes. En varias ocasiones recaló en Estoril, donde vivía exiliada la familia real española.

De aquellas andanzas rescataba para LA OPINIÓN una anécdota curiosa con Alfonso de Borbón, hermano del Rey Juan Carlos. "Tenía miedo de hacerse una herida y sangrar. Un día, jugando, se lastimó. Se puso muy nervioso. Cogí un pañuelo, lo mojé en whisky y le limpié la herida", relataba.

En la boda de un Saboya llegó a conocer a al príncipe armenio del petróleo Calouste Gulbenkian, casado con la coruñesa Herminia Borrell, sobre quien, a pesar de su picardía, no se "atrevió a preguntar", reconocía en la entrevista hace tres años.