Dos horas para recorrer la playa de Bens y retirar de su arena residuos contaminantes y una hora más para clasificarlos y contarlos. Así fue ayer la actividad en la que diez voluntarios de la asociación BoanoiTe -a través de la entidad Simbiose- participaron de la mano del Grupo Naturalista Hábitat.

En solo este tiempo, sacaron del arenal 7,75 kilos de redes, 18 kilos de restos de textiles, 108 botellas de plástico, 40 bolsas, 587 envoltorios de plástico de diferentes tamaños, 23 botellas de vidrio, más de 200 bastoncillos y palos de caramelos y más de un centenar de colillas que el mar o los humanos habían dejado abandonados en el arenal de Bens.

Elia Pérez y Estefanía Calderón, que fueron las monitoras de Hábitat que participaron en la actividad, cuentan que, además, se sorprendieron con el hallazgo de trece ampollas de colirio para los ojos, de nueve mecheros y de doce cápsulas de café, estos últimos unos desperdicios que no solían aparecer años atrás.

Aunque de especial importancia les parece haber encontrado también, entre estos elementos más o menos comunes, lágrimas de sirena, que es un material que se utiliza como materia prima para la elaboración de botellas de plástico y que es muy contaminante. No solo por su composición y porque el mar o la playa no es el lugar en el que debe estar sino porque es un material que absorbe otros contaminantes cuando está en el mar y que, al ser de pequeñas dimensiones, los peces se lo comen y acaban pasando a la cadena alimentaria de los humanos. Uno de sus mayores aliados es que no son muy conocidos e, incluso, se recomienda no manipularlos directamente con las manos. Tienen apariencia de cristal -de colores o transparente- pero están hechos de plástico.

Aparecieron también otros objetos insólitos, como una bota de goma o una bombilla en perfectas condiciones. Contabilizaron también 53 trozos de espuma de la que se utiliza para impermeabilizar los edificios y 170 segmentos de polímeros.

Los resultados de esta actividad serán notificados a Mar de Fábula, que lleva varios años trabajando en este enclave para retirar desperdicios y, también, se trasladarán al Ministerio de Medio Ambiente, para que tenga constancia de los residuos encontrados. Elia Pérez explica que eligieron este arenal porque las corrientes hacen que muchos desperdicios acaben en la playa.