Con una carrera dilatada, de más de diez años al frente de la orquesta y el coro Gaos, Fernando Briones no esperaba enfrentarse a estas alturas a un debut como el que se le presenta: La verbena de la paloma, la zarzuela en la que participará mañana y el sábado (20.00 h) como director musical en el Colón. Bajo la lupa de la actual situación epidemiológica, el coruñés se estrenará a la batuta de una producción de la Temporada Lírica, con artistas como Vanessa Goikoetxea y Borja Quiza, y varias actuaciones sorpresa.

¿Es esta zarzuela el gran proyecto con el que soñaba?

Si no es el gran proyecto, desde luego se le aproxima mucho. Yo llevo muchos años dirigiendo orquestas y coros, e intentando encontrar un hueco en la dirección profesional. Es un mundo muy complejo, en el que meter una patita es complicado. De repente surge la oportunidad, y la he agarrado con todas mis fuerzas.

Le ha tocado doble esfuerzo con el Covid. ¿Cómo se prepara una zarzuela en este escenario?

Afortunadamente yo tengo un coro que es muy espabilado. Cuando empezó el confinamiento, comenzamos a ensayar por videoconferencia lo poquito que pudimos, por secciones. Desde hace diez días, lo hacemos duramente con la orquesta.

¿Y ha podido evitar las lecturas que se han hecho sobre una obra tan icónica como esta?

Da la casualidad de que, cuando empecé a hacer mis pinitos dirigiendo, lo primero que dirigí fue La verbena de la paloma. De alguna forma, tiene un significado especial. Es verdad que he escuchado miles de versiones, pero he intentado darle cierta energía y frescura.

Emilio López, el escenógrafo, ha escogido también una versión contemporánea.

Sí, ha adaptado la historia a un teatro en el que, en esta época de confinamiento, una compañía tenía que hacer una producción de Pagliacci y al final acaba haciendo una zarzuela. Lo ha vestido de los tiempos que nos está tocando vivir.

Pero el boticario, las chulapas? Son clásicos del siglo XIX, ¿hoy se escribiría con otras figuras?

Seguro que hay algún compositor un poco avispado podría poner un youtuber (ríe). Aunque no lo parezca, lo que ocurre en la verbena tiene mucho de actual. Al final, son historias de amor, desamor, celos? Y esas cosas están a la orden del día, sea el siglo XIX o el XXI.

Desde el XIX, la visión de los celos amorosos ha cambiado bastante. ¿No queda obsoleto el libreto?

Cómo respondemos ante ese tipo de situaciones es muy diferente hoy en día que hace 100 años. Pero el amor y el desamor al final es lo que mueve el mundo, y esta zarzuela no tiene un gran dramatismo. Es divertida, para pasar un buen rato...

También muy gallega, con talento de casa. ¿Es una oportunidad para alejarse de la sombra de los grandes nombres internacionales?

Yo creo que hay hueco para todo, pero desde luego es una manera de demostrar que aquí hay talento. Ya no son promesas, sino unas realidades que están triunfando por todo el mundo: Luis Cansino, Borja Quiza? El hecho de poder estar al frente de una producción de este tipo es un honor, aunque el gran problema para mí de la zarzuela es que muy pocas veces se le ha dado el trato que merece. La música española, nuestro género, es muy grande, aunque se le llame género chico.

¿Qué habría que hacer para acabar con ese sambenito?

Invertir. Si le damos la dignidad a nuestro trabajo en todos los elementos, podemos poner las cosas en su sitio. Por ejemplo, Don Hilarión en la gran mayoría de las ocasiones lo hace un actor que apenas canta, parece que valga cualquiera. Aquí tenemos la gran suerte de que un barítono como Luis Cansino pueda hacer un Don Hilarión como lo escribió Tomás Bretón, con solistas de nivel, una orquesta?

Usted lleva más de 10 años al frente de la Gaos. ¿También les afecta la incerteza que se respira?

Es verdad que es cada vez más complejo, porque la primera perjudicada cuando hay cualquier catástrofe es la cultura. Ahora han surgido un montón de proyectos a la vez que se habían ido cancelando en los últimos meses, y estamos intentando poco a poco recuperarlos. A todo el mundo le está pasando lo mismo.

¿Y en el Conservatorio Superior? Usted es profesor allí.

Estamos un poco a la expectativa. Las directivas de los centros llevan trabajando todo el verano con un montón de protocolos que han tenido que elaborar ellos porque la Xunta hace unas cosas muy generales. Hoy [por el martes] tuvimos el primer claustro y había miles de dudas. Creo que vamos a tardar un poco más en empezar las clases, pero con la mayor de las seguridades, igual que en el teatro. Al final, se está mucho más seguro en el Conservatorio o en el teatro que en la terraza de un bar.