Diana Zaera vivirá la vuelta al cole desde los dos lados: como madre de una niña de cuatro años, siempre atenta a cualquier síntoma tras su incursión en las aulas; y, por otro lado, como profesora en el colegio Calasanz, que debe prestar ojos y oídos a toda una clase para la que el reto de la nueva normalidad en las aulas cobrará dimensiones de película. "Con respecto a la niña, estoy tranquila. El padre lo lleva peor que yo. En nuestro centro, el protocolo es muy bueno, y las medidas de seguridad me parecen suficientes", revela. A su favor, los grandes espacios abiertos y verdes de los que dispone el centro, que proveerán a los pequeños de alternativas de respiro ante la nueva inamovilidad de sus clases. "Vamos a intentar hacer grupos burbuja, hacer entradas escalonadas y períodos de salida cada cinco minutos, espacios delimitados en los recreos...", enumera. Con todo, no hay que olvidar que, sobre todo a edades tempranas, los pequeños acuden a la escuela a socializar, explorar y divertirse además de a formarse, un detalle que tampoco han dejado al azar. "El primer día, los profesores iremos vestidos de superhéroes, para demostrar que podemos con esto", asegura.