Septiembre avanza y se acerca el día que muchos tienen marcado como el cero: el inicio de las clases. Los protocolos aún están perfilándose para el inicio de un curso marcado por la pandemia, que comenzará este jueves con el regreso de Infantil y Primaria y continuará el 16 con Secundaria y Bachiller. Cada centro contará, a partir de la última versión de las medidas publicadas por la Xunta, con sus propias instrucciones adaptadas a las características de sus espacios. La falta de estos para guardar entre alumnos la requerida distancia de seguridad -que pasó de un metro a 1,5 en la última actualización- obligará a cerca de media decena, según indican fuentes de la asociaciones de padres y madres, a establecer turnos lectivos en horario de tarde, con los consecuentes problemas para la conciliación familiar y la asistencia a extraescolares.

En la ciudad, el Eusebio da Guarda anunció ya la semana pasada que sopesaba la opción. Desde las ANPA apuntan que también lo podrían instaurar los institutos Monte das Moas, Agra do Orzán, Rafael Dieste, Fernando Wirtz y Menéndez Pidal, así como otros del área cómo As Mariñas, Blanco Amor y Neira Vilas. Algunos, como el Rafael Puga Ramón, están todavía sopesando la posibilidad, que la asociación ve como un golpe a la calidad de educativa y vital de los alumnos. La presidenta de la Federación Padres de Centros Públicos, Lola Blanco, critica la incertidumbre que rodea todo el proceso, y asegura que las administraciones no les han "informado a día de hoy de nada".

"Estamos intentando que los padres se enteren de que en casi todos los institutos de A Coruña se pretenden hacer turnos de tarde. Los directores se están volviendo locos porque no tienen sitio, y no tienen más remedio que ponerlos", dice la responsable. A falta de confirmación oficial, familias y entidades evalúan las consecuencias de los cambios, que Blanco juzga como negativos. "Hablamos de niños de 14 o 16 años que van a levantarse y a comer solos en casa, y que se van a gobernar toda la mañana como les dé la gana para volver de clase a eso de las 22.00 o 23.00 horas", apunta.

El descuadre con el horario de los progenitores es una de las advertencias que la portavoz de la asociación de madres y padres Monte das Moas, Maica Bouza, hacía la semana pasada ante la posibilidad del horario nocturno. Pero a las ANPA les preocupan otros detalles además de que se valore la capacidad de "adaptación a la alternativa". Blanco advierte que, con el traslado de las materias a la tarde, los estudiantes "no van a poder hacer otra cosa que no sea ir a clase", como "pasantías, inglés, conservatorios o equipos de fútbol". Para ampliar el espacio del que disponen los centros y evitar estos problemas, el Concello ofreció a la Xunta espacios municipales como pabellones, bibliotecas, el Ágora o el Fórum, que varios colegios de dependencia autonómica -"no muchos", sin embargo- han solicitado.

La concejalía de Educación resolverá hoy las concesiones que, en caso de ser favorables, incluirán desde inmuebles próximos "a espacios públicos". La finalidad que les darán los centros no se ha especificado.

Los que se vean obligados a mantener con todo los turnos generarán, para Blanco, ciudadanos de primera y "de segunda". "Los concertados sí van a dar clase por la mañana. Ahí sí va a haber espacio, no tiene sentido", indica la responsable, que añade que si "hay que hacer un esfuerzo, lo tiene que hacer la Xunta". El Ejecutivo autonómico no respondió ayer a preguntas de este diario sobre la solicitud de espacios y las medidas del protocolo, ambiguas para la Federación en la interpretación de algunos de sus puntos.

La extraescolares, aún en vilo

Muchos centros aguardan a que la Federación Padres de Colegios Públicos establezca su protocolo sobre las clases extraescolares -a cargo de las ANPA-, para ajustarlas a su colegio o instituto. Pero en su elaboración corre la sombra de la duda. El colectivo señala la falta de especificidad en lo relativo a estas materias no lectivas de la última versión de las instrucciones sanitarias. La Xunta continúa sin responder a las cuestiones de las ANPA, que desconocen si permite que distintos grupos burbuja -de convivencia estable- pueden compartir un mismo docente y espacio, siempre que las distintas formaciones guarden entre ellas la correspondiente distancia de seguridad.