Dos pequeñas mamparas y unas cuantas tiras de cinta aislante es lo que separa al Personal de Servizos Xerais del Sergas (PSX) de los pacientes que se acercan a su mostrador en la segunda planta del Centro de Salud de San José. El adhesivo y los carteles disuasorios es el único medio que sus administrativas han encontrado para tratar de protegerse de posibles contagios por el virus, que halla múltiples puntos flacos pese a los esfuerzos de la plantilla. Las trabajadoras reclaman a la gerencia del ambulatorio una pantalla corrida que cubra toda la extensión de la mesa, cuya amplitud dificulta el control de la distancia con el usuario en cuanto el administrativo "se distrae". "Nos sentimos un poco indefensas. La gente viene para todo, aunque se les diga que no lo hagan, y eso nos lo comemos sin tener una protección adecuada. Nos entregan los volantes por debajo de la cinta que hemos puesto, y mucha gente mayor se baja la mascarilla porque no entiende las medidas", explica la representante de las PSX, Yolanda Moldes.

En el mostrador del centro atienden al público dos administrativas en cada turno. La situación se agrava en el de la tarde, debido a la ausencia del celador que actúa "de filtro" ante los usuarios. Los pacientes suben entonces directamente a la segunda planta, "buscando información, recogiendo volantes, acudiendo con síntomas compatibles con el Covid". La plantilla ha solicitado otro trabajador que sirva de triaje, pero la gerencia del centro lo ha denegado, y tampoco ha respondido al parte de reparación en el que se la instaba a colocar una mampara completa.

Fuentes del Sergas aseguran que las protecciones "se han puesto en todos los centros de salud exactamente igual" y que son "las homologadas" para dar "suficiente seguridad". Moldes denuncia que "la única excusa que nos dio [la gerencia] era que era complicado de poner" pero que "en la entrada sí se puso una mampara". También la recepción de la tercera planta carece de un cierre total, aunque las mascarillas, los guantes y los geles sí se proporcionan. La plantilla no se siente sin embargo "protegida", sino preocupada, porque el centro sufre "una avalancha de gente por la mañana y por la tarde". La pandemia y las citas telefónicas que se habilitaron para evitar convertir los centros de salud en focos de contagio han enlodado el funcionamiento de un ambulatorio como el de San José. Su PSX asegura que el edificio dispone de tres enfermeros y seis médicos y que "aunque se está diciendo que se va a cubrir Atención Primaria, es mentira". Las consultas telemáticas han aumentado además este verano el papeleo, con pacientes que se acercan para recoger documentos o consultar si padecen Covid "porque muchas veces no se les coge el teléfono". En total, "una importante cantidad de gente diaria" acaba en la segunda planta, ante un mostrador en el que la plantilla ha llegado incluso a colocar un mueble para acortar la superficie, y tratar de evitar que los usuarios infrinjan la distancia de seguridad y se apoyen en la barra.

También para instar a que se respete la separación, las empleadas han colgado carteles de las cintas, pero los mensajes no siempre son efectivos y generan además sombras sobre sus ordenadores. "No somos guerrilleras, pero llega un momento en el que necesitas que alguien te haga caso", lamenta Moldes. La trabajadora entiende que su puesto implica cierta exposición, pero reclama "minimizar el riesgo" en atención a sus familias, que pueden verse duramente afectadas. Un caso es su marido, aquejado de graves problemas pulmonares, y paciente por lo tanto de alto riesgo ante el Covid.