Incertidumbre. Esta es la sensación general -y el término más repetido- con que el profesorado en A Coruña y su comarca ha afrontado los días iniciales del nuevo curso escolar en Infantil y Primaria y encara los días previos al arranque de las clases en Secundaria, Formación Profesional y Bachillerato, que la Xunta ha retrasado una semana. Pero hay otras sensaciones menos amistosas, que a la vez se convierten en crítica, que acompañan las dudas de los profesores por la forma en cómo comenzarán el curso: abandono, indignación, falta de respeto.

A la Consellería de Educación dirigen los docentes su malestar y los reproches. El hecho de que no haya medidas de prevención frente al Covid-19 definitivas y que el departamento autonómico haya avanzado que plantea la reducción de las distancias entre pupitres desde Secundaria a un metro y la instalación de mamparas en las aulas ha molestado al profesorado, que, por delante de esta solución defiende el refuerzo del personal docente, algo para lo que no ven a la Xunta muy dispuesta.

"Nos duele que Educación quiera gastar en mamparas y plásticos y no en profesores", lamenta Amelia Sánchez Pérez, maestra del IES As Mariñas y edil del BNG en Betanzos. "Tengo la sensación de absoluta falta de respeto hacia nuestro trabajo. La Xunta no quiere gastar y los ayuntamientos han estado cediendo espacios que le han pedido. No quieren poner dinero, pero en algún momento lo va a tener que poner", protesta Nieves Delgado, profesora de Física en el IES María Casares de Oleiros.

Esta docente explica cómo en su centro ha afectado el cambio de criterio de la Xunta: "Desde junio teníamos la instrucción de preparar el curso con un metro de distancia entre los alumnos y al mes siguiente nos dicen que se acuerda que sea un metro y medio, lo que es mejor para separar a los alumnos pero obliga a buscar más espacio porque no cabe tanta gente en las aulas. Cuando lo teníamos todo planificado, nos dicen que volvemos a un metro de distancia. Esto es una excusa para no contratar a profesorado extra en Galicia. Nadie asegura que las mamparas sean mejor sistema de seguridad que las distancias".

Esa incertidumbre que transmite el Gobierno gallego en la planificación del curso deja a los docentes un poco a ciegas, "como sobre arenas movedizas", a pocos días del comienzo. "Hay falta de claridad en los protocolos y se modifican medidas. No se nos aclaran dudas sobre cuántos profesores tendremos, si contratarán refuerzos o desdoblarán clases. Así no sabemos cómo repartiremos materias o desarrollaremos métodos de enseñanza que hemos ido preparando durante el verano, si tendremos que cambiar de aula. Si fijan distancias de separación de un metro en centros masificados, un niño estira un brazo y le da en la cara a otro. Un pequeño desbarajuste nos puede complicar la situación a todos", alerta David Díaz, profesor del instituto Alfonso X El Sabio de Cambre.

Las dudas con que convive el profesorado en el inicio del curso no afectan del mismo modo a todos los centros, pero en el colectivo nadie disimula, por un motivo u otro, la impresión de "falta de respaldo" de la Consellería. "Las directrices que se nos dan son muy pocas y se nos pide a los colegios que busquemos las soluciones tras el trabajo de muchas horas que hacen las directivas", comenta Ana Benito, del CPI Alcalde Xosé Pichel de Coristanco, centro que no tendrá los problemas de espacio que sufren otros, pero que desconoce aún si tendrá refuerzo de personal.

El mantenimiento de espacios en los centros pequeños o de ámbitos rurales, la falta de asesoramiento en Covid, los gastos adicionales que conllevan las limpiezas o el material de higiene y protección y que asumen los centros o la tardanza en comunicar las plazas definitivas para el docente que está en situación de conciliación familiar son otros aspectos que critican profesores como Javier Cartón, del CEIP de Présaras, Pablo Reimúndez, del CEIP de Tabeaio o Francisco Rama, que terminó el curso pasado en el IES Rego de Trabe de O Burgo y espera por conocer nuevo destino.

"A veces tenemos la sensación de que la sociedad nos culpa de estas incertidumbres, cuando somos lo que no sabemos en qué condiciones podremos ofrecer una enseñanza de calidad", concluye la profesora Sánchez Pérez.