Eléctricas, rápidas y silenciosas. Las motos de Motiños, empresa de motosharing recién llegada a la ciudad, nacen para ofrecer una alternativa sostenible al coche particular y más autónoma que el transporte público. Un sistema que parece haber llegado para quedarse, de uso sencillo y que va ganando adeptos con el tiempo. "Solo necesitas descargar la aplicación, poner el DNI y el carnet de conducir y la tarjeta de crédito. Es mejor compartir vehículos que tenerlos en propiedad y parados", juzga Natala Pais, su fundadora.

Desde que echaron a rodar hace cosa de un mes, han visto como cada día suman usuarios nuevos, factor que les dota de optimismo ya que, aseguran, los comienzos no fueron fáciles. "La empresa se montó en enero, pero pillamos el confinamiento. Tuvimos las motos paradas en Madrid hasta junio", recuerda.

El servicio tiene una tarifa estándar de 24 céntimos el minuto, con los 15 primeros minutos de uso gratuitos, aunque los usuarios pueden disponer de paquetes y ofertas. "Tenemos paquetes de minutos que compensan si la usas habitualmente, que no caducan. Tenemos paquetes de 10, 20 y 40 euros, con lo que quedaría el servicio por 20, 19 y 17 céntimos por minuto, respectivamente", explica.

Ahora, al ser un servicio que ofrece libertad de horarios, disponibilidad inmediata y bajo coste, se han convertido en la salvación de muchos. "Un cliente me dijo que le habíamos salvado la vida, que gracias a las Motiños puede tener el trabajo que tiene, ya que no tiene coche y trabaja de noche, cuando no hay buses", comenta. Aunque saben que se estrenan en circunstancias poco favorables, aseguran que su servicio nace preparado para las exigencias de la crisis sanitaria, ya que las motos se desinfectan dos veces al día, los cascos disponen de gorros higiénicos y se les han retirado provisionalmente las viseras. frontales.