Los padres apostados frente al centro, y los niños, ausentes del aula. Así estarán cada viernes las familias de primero y quinto de Primaria del colegio Rosalía de Castro, que denuncian desde hace días las condiciones de inseguridad en las que sus hijos se ven obligados a acudir al centro. En ambos cursos, los progenitores critican que el tamaño de las clases impide cumplir el metro y medio de distancia decretado por la Xunta, y solicitan "bajar las ratios del alumnado y contratar más personal". Alrededor de una veintena de padres de todos los niveles se concentraron ayer en la calle Pontedeume de nuevo con sus protestas, mientras once -de un total de 25 niños de quinto- no acudieron al colegio en señal de queja.

Una de las madres del centro, que prefiere no desvelar su identidad, asegura que todavía no han recibido respuesta alguna por parte del Gobierno autonómico, a pesar de que el regreso a clases les ha traído varias desagradables sorpresas. "En primero de Primaria los niños compartían pupitres porque las mesas son dobles. Ahora están en cuarentena, pero podían decirte el nombre de sus compañeros de escritorio", cuenta la progenitora. El confinamiento al que alude deriva del contagio de una de las profesoras confirmado esta semana, y que ha acentuado la inquietud de las familias. Muchas, a pesar de ello, tienen la necesidad de conciliar, por lo que han empezado a verse obligados a llevar a sus hijos al centro también los viernes, reduciendo en diez las ausencias de la semana pasada.

El resto de los días, los pequeños acuden a su jornada lectiva habitual, ya que los padres opinan que "si no, saldrían perjudicados". No entienden sin embargo por qué la Xunta no accede al desdoble, ya que, como indicaron en el escrito enviado a Inspección, "nos consta que se dispone de espacio en el centro para ello".

"Hay un aula libre en el colegio, pero tendrían que contratar a un profesor, y eso es lo que no quieren", censura la madre, que apunta que la clase de quinto cuenta, además, con dificultades adicionales. Según indica el documento, entre los escolares que la integran hay "varios niños que pertenecen a grupos de riesgo como son enfermos de cardiopatías, crisis pulmonares, hiperreactividad bronquial", así como "alumnado con Trastorno de Espectro Autista (con Certificado de Discapacidad y Ley de Dependencia) que siempre requieren mayor atención por parte del docente". "No es una clase de 25 niños normal, necesita pedagogía terapéutica", resume la progenitora.

Como agravante de la situación, las familias señalan que el Rosalía de Castro se ubica "en uno de los barrios con mayor incidencia de Covid de la zona sanitaria A Coruña-Cee" -la Sagrada Familia-, y que la limpieza no se ha reforzado en el turno de mañana. La madre apunta que en horario de tarde, cuando no hay ya alumnos, se ha concedido más apoyo para la desinfección, pero por las mañanas solo hay una limpiadora que ve "imposible" hacerse cargo de todo el centro.

Para solventarlo, las familias piden disponer de "más medios", y advierten a la Xunta de que "si bien es cierto que debemos de garantizar el derecho a la educación de nuestros hijos, no es menos cierto que, como padres, nuestra primera obligación es la de hacer prevalecer su derecho a la salud sobre cualquier otra consideración". Amenazan con ejercer "acciones civiles y penales en el supuesto de que algún integrante de la comunidad escolar sufriera algún daño por tener que asistir a un centro en el que no se cumplen los criterios establecidos", y aseguran que estarán, mientras tanto, velando en sus puertas.