A sus 86 años, José Manuel Romay Beccaría repasa sus años dedicados a la política en un libro de memorias. Más de medio siglo de despachos, reuniones y cambios, no solo de partido sino también de régimen, ya que, antes de militar en el PP, ocupó cargos en el franquismo y en Alianza Popular.

En la presentación de su libro, José Manuel Romay Beccaría, vida y pensamiento político, se definió como un betanceiro que siempre había querido ser político, guiado por el ejemplo de su padre, del que recuerda que escuchaba "y comprendía" los problemas de sus vecinos, de cualquiera que pasase por su casa, y que estaba "deseoso" siempre de poder ayudarles y darles una solución a sus pesares. Lo hizo en la sede de Afundación, ante un auditorio casi vacío, por las restricciones sanitarias, y acompañado por el expresidente del Gobierno Mariano Rajoy y el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo.

Su padre, Emilio Romay, fue alcalde de Betanzos y presidente de la Diputación, primero, en la dictadura de Primo de Rivera y, después, durante el franquismo. "Entiendo la política como una manifestación del deseo de contribuir a la felicidad de la comunidad. La política no tiene que ser el arte de lo posible, especialmente cuando se piensa en cálculos, intrigas o acuerdos secretos sino que puede ser el arte de lo imposible, el de mejorar el mundo", resumió ayer Romay Beccaría, lo que no solo fue su oficio durante sesenta años, sino también su "pasión".

A pesar de que sus invitados no nombraron a Franco, el autor del libro sí que hizo referencia a su etapa preconstitucional en las instituciones, para explicar su entrada en el mundo de la política, un trabajo para el que se preparó estudiando Derecho y también las oposiciones a letrado del Consejo de Estado y que, "con la fortuna" de su "parte, pronto" pudo compatibilizar este trabajo en el Consejo con responsabilidades políticas en el Ministerio de Vivienda del Ejecutivo franquista. Fue entonces, según recordó, cuando "se dotó de suelo urbanizable a las grandes ciudades", un "empeño" del que nacieron, entre otros, el Barrio de las Flores, y Caranza, en Ferrol.

Con sus memorias, sus reflexiones sobre la política y los momentos vividos, aseguró ayer que tiene la intención de "animar a quien siente la vocación política a que siga ese camino", porque, eso les dará "mayor felicidad de la que nunca creyeron merecer".

Calificó como "los mejores años" al periodo de la Transición, reivindicó al rey emérito por su papel en este periodo y lamentó que, ahora "ataquen" ese "edificio", una "de las obras más deslumbrantes" de la historia reciente de España. Porque no se quiso centrar solo en sus recuerdos, sino también en el presente. "España no roba a Cataluña", dijo y culpó a los independentistas "de faltar a la verdad" cuando hablan en términos económicos. Su solución es la de "volver a seducir al mayor número de catalanes". Entre sus referentes y compañeros, no se quiso olvidar del expresidente de la Xunta Manuel Fraga ni de la ex ministra Ana Pastor, la única mujer de la lista.

"Si no me hubiese invitado, hubiese venido igual y hubiese intentado hablar", bromeó ayer Rajoy en el inicio de su intervención, en la que mostró su "devoción" hacia Romay Beccaría, al que definió como un "liberal convencido de que la economía de mercado es el pilar de las sociedades abiertas", como un "hombre culto," y también "eficaz".

Y, como personaje público retirado ya del foco, no escatimó en pullas a los políticos actuales, también a los de su partido, disfrazadas de halagos a Romay Beccaría. "Cuidó a su partido, de forma especial a los de A Coruña. Conocía a todos", explicó Rajoy, que recordó que había "cuidado a los militantes" y que se había "ganado el respeto de todos". "Ojalá todos entendiesen el partido como lo hacía Romay.", lamentó el expresidente

Lo calificó de "valor seguro" porque "sabía de lo que hablaba" y porque "tomaba siempre las decisiones teniendo el cuenta el interés general" y siguió diciendo que era "prudente y con formación". "Uno de esa estirpe de servidores públicos de los que no andamos sobrados. No me refiero a nadie en concreto, salvo a aquellos en los que están ustedes pensando", comentó.

El presidente de la Xunta tampoco se guardó ningún elogio. "Este libro va de un político que lo fue porque quiso, no por necesidad", comentó e hizo referencia a que, por sus manos pasaron "miles de millones de pesetas y también de euros" y que nunca había defendido más intereses que los de la población. "Cumplió siempre con su deber", sentenció.