La Ciudad de las TIC acaba de recibir el premio al mejor proyecto el Colexio de Enxeñeiros de Informática de Galicia. ¿Se agradecen más los galardones cuando vienen del propio sector?

Se agradece especialmente, pero es un premio al proyecto. Todo el sector está de acuerdo en que es un proyecto que llevamos muchos años buscando entre mucha gente y hay unanimidad en que es estratégico y transformacional, así como que es bueno para toda Galicia, por lo que creo que por ahí viene el reconocimiento.

¿Representa que el sector está ilusionado con lo que puede representar?

Todos los profesionales, las empresas y los centros de investigación están muy contentos de que se haga una apuesta por parte de las administraciones de esta manera por el sector TIC. La política tradicional de todos los gobiernos gallegos era que Galicia tiene unos sectores económicos tradicionales como la pesca, la agroindustria, la automoción, el naval y el turismo y que lo demás son herramientas que están en una segunda línea, pero esta vez eso se ha roto porque el proyecto lo merece.

El rectorado espera licitar en enero la construcción del Centro de Servicios Avanzados, el primer edificio de la Ciudad de las TIC. ¿Permitirá eso visibilizar más el proyecto?

Antes de eso se va a visibilizar más porque en una o dos semanas lanzaremos la campaña de captación para instalarse en el edificio, que irá acompañada de una web, dosieres y visitas. En ese mismo plazo saldrá la licitación del proyecto de diseño arquitectónico de toda la Ciudad de las TIC y de este edificio que, como dice el rector, debería terminar con la licitación de la obra en enero. Todo eso van a ser elementos que van a dar visibilidad al proyecto y a empezar a despertar el interés por reservar espacio allí.

¿Hay empresas que están a la espera de que la Ciudad de las TIC avance más?

La semana que viene tengo entrevistas con dos empresas que quieren instalarse en Galicia y una multinacional ha pedido hacerse socia del Clúster TIC precisamente por este proyecto. Hay un gran interés, pero la gente quiere saber plazos y precios, y eso es lo que empieza ahora.

¿El plan director de la Ciudad de las TIC también será un paso decisivo?

Claro, porque dará unos diseños concretos que se podrán ver y, aunque la Ciudad de las TIC es un espacio grande, las empresas de este sector son intensivas en personal y también ocupan muchos metros cuadrados. La primera gran decisión que habrá que tomar es cuánto se respetará de la estructura de las naves de la fábrica de armas, ya que en la del Centro de Servicios Avanzados se hará, pero puede que no en todas.

¿Serán necesarias reformas importantes en la antigua fábrica?

El complejo esta bien de estructura pero mal de conservación, por lo que habrá que hacer una reforma de saneamiento bastante relevante. Luego habrá que tomar la decisión de si se reforma o si parte puede tener algún otro concepto arquitectónico.

Hay dos empresas que tienen interés por instalar un proyecto industrial en la Ciudad de las TIC que no tiene relación con este sector. ¿Cree que es compatible?

Nuestra opinión es que la Ciudad de las TIC es una ciudad del conocimiento en la que caben las TIC, la biotecnología o el audiovisual. Es un parque basado en profesionales de alta calidad y un entorno de innovación. Habría que conocer bien el proyecto, pero la fabricación siempre implica un tráfico, medidas de seguridad, entrada y salida de componentes, camiones... No es lo que tiene que haber en un campus empresarial. La fabricación dura no es el tipo de contenido que debería haber ahí. Creo que no tendría sentido porque hay suficiente demanda en las tecnologías de la información y la comunicación. Pero no es una decisión que tenga que tomar el Clúster TIC porque nosotros somos como unos inquilinos.

¿Cree que el uso masivo de las TIC durante la pandemia puede favorecer el desarrollo de este proyecto?

Sí y no. Está claro que el sector TIC ha sostenido el funcionamiento de mucha actividad económica, pero no se puede decir que la pandemia favorezca más o menos un campus empresarial sobre este sector. Pero es cierto que todos hemos descubierto realidades que no habíamos probado nunca y creemos que el espacio de oficina va a cambiar. Yo soy de los que opinan que el teletrabajo permanente no es bueno y que la oficina tiene su valor, pero está claro que la conciliación es necesaria. Lo que está claro es que lo que hemos aprendido durante la pandemia va a impactar sobre el tipo de proyecto que vamos a crear en la Ciudad de las TIC porque el mundo ha pegado un cambio.

¿Se han concienciado las administraciones sobre la necesidad de contar con tecnología adecuada?

Ha habido una concienciación de que hay que estar preparados, porque una cosa es tener medios para trabajar a distancia y otra tenerlos dimensionados para hacerlo adecuadamente, ya que al principio hubo atascos en muchas organizaciones porque sus redes no eran capaces de afrontar el teletrabajo. Los fabricantes de esas herramientas ya se dan cuenta de que están en un estadio muy primitivo, por lo que hay una gran ola de inversión en este campo y todo el mundo se ha concienciado de que hay que estar preparado para escenarios para los que no lo estábamos. Parte de esta nueva realidad social se va a quedar y habrá un porcentaje de teletrabajo para todo el mundo y para que eso funcione hacen falta nuevas herramientas.

Parte de los fondos de la Unión Europea para la reconstrucción irán destinados a la digitalización. ¿Puede optar la Ciudad de las TIC a esos recursos?

Por supuesto que sería posible y es un objetivo que tenemos. Lo importante es que los fondos que podamos obtener se midan por el baremo del efecto multiplicador y creemos que un proyecto como el de la Ciudad de las TIC es de un efecto multiplicador muy alto. Que Galicia tenga una zona de nivel de calidad internacional para que se ponga en el mapa de las personas que toman decisiones sobre dónde se ubican nuevas empresas es muy importante. Las grandes empresas ya han agotado la capacidad de las zonas en las que están habitualmente y las descentralizan en entornos de calidad que hasta ahora Galicia no tenía.