Las aulas universitarias coruñesas despertaron, ayer, del letargo en el que permanecían sumidas desde el pasado marzo. Universitarios, docentes, investigadores y personal de administración y servicios regresaron ayer tímidamente a los campus de la ciudad, una vuelta paulatina e incompleta, ajustada a las restricciones de la crisis sanitaria.

Con mucha menos gente de la que suele protagonizar la estampa del primer día en años más tranquilos, el curso arrancó ayer con más dudas que certezas entre la comunidad universitaria. El año académico 2020/2021 arrancó bajando la media de edad entre el alumnado presente, pues la mayoría de los grados y facultades optaron por reducir la presencialidad a los primeros cursos, conscientes de que el conocerse y familiarizarse con el entorno ese primer año será fundamental para los siguientes.

Los de primero, en clase; y el resto de cursos, mayormente, siguiendo las asignaturas teóricas y las presentaciones de las materias desde sus casas a través de la aplicación Teams, a la que alumnos y profesores tuvieron que acostumbrarse de un día para otro el pasado marzo ante el repentino anuncio del confinamiento. "A los profesores se les ve más preparados, más familiarizados con la aplicación que en marzo", aprecia una estudiante, que seguirá su último curso de Derecho desde casa.

En este curso universitario, la obligatoriedad de la asistencia cobrará un cariz diferente, ya que en muchos grados se ha optado por utilizar las listas de asistencia como un método para elaborar la trazabilidad del alumnado de darse algún contagio en las aulas. Además, se ha asignado un sitio fijo a cada estudiante en las clases, que deberán mantener a lo largo de todo el año y que tendrán que notificar en la página de la universidad.

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Arranca en la UDC el curso 2020-21

El reto, que nadie se quede atrás de tener que guardar cuarentena o cuidar a un familiar enfermo. "Evidentemente se intentará que nadie enferme, pero si ocurre, la prioridad es asegurar que pueda seguir el curso, por lo que grabaremos las clases, apostando siempre por la máxima presencialidad", asegura José Antonio Cortés, docente en Sociología.

Una situación a la que, aún poniendo todo de su parte, costará adaptarse al alumnado, ya que los cambiantes condicionantes sanitarios llevarán a los equipos de gobierno de las facultades a revisar la normativa periódicamente, de forma que no se pueden descartar cambios a corto o medio plazo: el curso que comienza presencial puede terminar íntegramente online, y viceversa. El campus y todo lo que le rodea, no obstante, se aclimata como puede, y aunque ya se escucha alguna que otra queja sobre el lleno total del autobús universitario, al que muchos estudiantes se ven obligados a recurrir, otras instituciones vinculadas a la vida universitaria ya han diseñado su nueva normalidad. "En la residencia en la que vivo se han establecido turnos para comer, restricciones de aforos, todo está distanciado... a ver cómo sigue", ejemplifica Pablo Vega, uno de los estudiantes.

Francisco y Gabriel - Estudiantes de Sociología"Encuentro la facultad funcionando bien"

Francisco Eiriz y Gabriel Castro comienzan, este año, el último curso de Sociología. Saben que no son las mejores circunstancias, pero aceptan la situación con paciencia. "Empecé un poco extrañado por la situación, pero obtener el título es lo que deseo, y está ahí", comenta Gabriel Castro. Lo importante, ahora, culminar el curso con la mayor normalidad que permitan las circunstancias. "Vamos a estar incómodos porque se limita mucho el uso del espacio, pero yo encuentro la facultad funcionando bien", aprecia Francisco Eiriz. "Creo que el final del curso pasado aquí se hizo bien, estuvimos trabajando toda la cuarentena y los profesores se implicaron", añade.

Ana, Alejandro y Iago - Estudiantes de Informática"Todavía no hemos podido planificarnos bien"

Ana, Alejandro y Iago afrontan el que será su primer año en la facultad de Informática con prudencia. A lo largo de la semana, combinarán clases presenciales unos días y telemáticas otros, aunque, a veces, el horario se mezcla. "El viernes tengo presencial por la mañana, luego telemática y luego otra vez presencial por la tarde", comentan. A la hora de incorporarse a las clases tuvieron, admiten, ciertas dudas, ya que hasta una semana antes del inicio no había demasiadas cosas claras. "Yo, como desplazado, todavía no he podido planificar si me compensa coger bono del tren", comenta uno de ellos. "Tenía miedo de que no me compensase coger un piso", aseguran.

Pablo, Laura, Claudia y Laura - Alumnas de Empresariales y Turismo"Se nos asigna un sitio fijo que hay que notificar"

Para Pablo, Laura, Claudia y Laura, el inicio del curso universitario en Empresariales y Turismo no ha sido, desde luego, el que siempre habían soñado. A su llegada al campus, se han encontrado con una serie de normas a las que han de atenerse, previsiblemente, el resto del curso. "Se nos ha asignado un sitio fijo en el aula, que tenemos que notificar por la web de la Universidad. Además, han cambiado la forma de entrar y salir", explican. En su curso la docencia se impartirá de forma presencial en su totalidad, por lo que, por ahora, escaparán a las limitaciones del sistema telemático. "Desde el principio se apostó por la presencialidad, así nos lo comunicaron", afirman.

José Antonio Cortés - Profesor en Sociología"Se hará un esfuerzo por virtualizar todo"

José Antonio Cortés, profesor de Sociología, empieza el curso "con cierta incertidumbre, como todos". Aterriza en la facultad tras un mes de reuniones en las que se discutió la modalidad a seguir. "En mi caso, daré clases presenciales, pero se hará un esfuerzo por virtualizar todo lo máximo posible", explica. La prioridad, convertir las aulas en un espacio seguro. "Pasaremos lista para poder realizar la trazabilidad en caso de contagio", comenta.