El concejal de Marea Atlántica Xiao Varela anunció ayer por la mañana su decisión de abandonar su escaño en María Pita. Se lo comentó primero a sus compañeros de grupo y, después, a la alcaldesa, Inés Rey, como presidenta del Pleno, ya que la sesión ordinaria de octubre será la última que compartan en este mandato. El que fuera concejal de Rexeneración Urbana e Dereito á Vivenda durante la pasada legislatura, asegura que es una decisión "meditada y deseada".

La siguiente en la lista de la candidatura de confluencia es la sanitaria Isabel Faraldo, que entró en la lista en representación de Podemos, por lo que, según declaró ayer a este diario, serán los miembros del partido quienes tomen la decisión final sobre si se sentará o no en María Pita, en una reunión que se celebrará la próxima semana.

Faraldo asegura que está dispuesta a aceptar el cargo, ya que, cuando se presentó a las elecciones lo hacía "con un compromiso" y que no reniega de él, pero no será suya la decisión, "sino de los compañeros de Podemos". Antes de decir que sí o que no, Faraldo quería también hablar con Varela para conocer los motivos de la renuncia del arquitecto.

La relación entre Marea Atlántica y Podemos no atraviesa su mejor momento -tampoco el peor-. La situación se enrareció en 2019, con la elecciones estatales, cuando Marea decidió no apoyar a Podemos, volvió a encauzarse levemente en la última cita con las urnas, para apoyar la candidatura de Galicia en Común, encabezada por Antón Gómez-Reino, a las elecciones autonómicas, aunque este refuerzo de última hora no sirvió para que entrar en el Parlamento.

Tras comunicar su decisión a sus compañeros, Varela publicó ayer una carta en redes sociales en la que explicaba las razones de su renuncia y en la que agradecía la colaboración no solo a sus compañeros de formación sino también a los funcionarios y funcionarias con los que trabajó durante estos cuatro años y quince meses en María Pita, sobre todo, cuando tuvo responsabilidades de Gobierno.

En el documento explica que, tras la pérdida de la Alcaldía, defendió "sin éxito" en el proceso interno de Marea Atlántica la entrada de la formación en el Gobierno local, en coalición con el PSOE, una idea que no fructificó, finalmente, ya que el PSOE cerró la puerta a esa posibilidad, al decidir que quería gobernar en minoría, con sus nueve concejales.

"Pensaba que era la mejor manera de dar continuidad a las políticas que estábamos desarrollando y porque me parecía la única manera de evitar una posible deriva conservadora del gobierno del PSOE que, desgraciadamente, se está confirmando", escribió Varela en su declaración, en la que asume que, durante su mandato hubo "muchos aciertos y algunos errores". Y no deja tampoco de cargar contra la "oposición deshonesta y tramposa" de la que considera "víctima" a Marea tanto "dentro como fuera" de María Pita.

Varela reivindica en su escrito que entiende la política "desde el diálogo, el respeto y la búsqueda de acuerdos" y asegura que, actualmente, en María Pita se camina "hacia un escenario de confrontación entre las fuerzas progresistas, en gran medida motivada por las dinámicas y los actos del actual Gobierno", por lo que considera que, "cada día" queda "un margen más estrecho para el entendimiento". Y es que, los portavoces de Marea Atlántica, Iago Martínez y María García, han criticado duramente este mes al PSOE por la incorporación de la exconcejal de Ciudadanos, Mónica Martínez, como titular del área de Deportes, al considerar que da "un giro a la derecha" con esta actuación.

Tras cuatro años de gobierno y quince meses en la oposición, Varela asegura que acusa "el cansancio acumulado" y es por ello por lo que considera "que es mejor no continuar". Esta decisión está en sintonía con su idea de que había entrado en política "por un tiempo limitado" y mientras se sintiese "útil para la ciudad". Este paso al lado no significa que vaya a dejar su activismo, ya que anuncia que seguirá "trabajando por la ciudad e involucrado en la política", pero ya sin sillón en el salón de plenos.

Para despedirse, en su escrito, dice también que fue "un privilegio y un placer" trabajar "en la mejora de A Coruña" y asegura que le alegra "poder pasear por la ronda de Nelle sin la sombra del viaducto" y haber "frenado la especulación o la privatización del borde litoral".

Tras la carta de despedida de Varela, Marea Atlántica también publicó una nota en su web, en la que asegura que el camino compartido "siempre será motivo de orgullo".

Marea lamenta la marcha de Varela y destaca, de su mandato, que fue una "figura decisiva para que el problema del parque ofimático se transformase en un barrio habitado", además de por "fomentar la rehabilitación".

Durante el mandato de Varela hubo luces, como su negativa en solitario en el consejo del Puerto contra que se subastase La Solana, y sombras, como el concurso público para la adquisición de pisos que se iban a dedicar a vivienda social y que, finalmente, fue anulado casi en su totalidad porque los inmuebles no se ajustaban a las bases publicadas. Hace tan solo unos días, el Tribunal Superior ratificó la sentencia que permite el derribo del edificio Citroën. Si bien la protección al inmueble se la retiró el PP, quitándolo del catálogo de elementos protegidos del plan general y le concediéndole el permiso de derribo; el ejecutivo de Marea le otorgó una nueva licencia en 2016, cuando caducó la primera.