Drogas psicotrópicas, peleas domésticas y mucha sinceridad, "todo ello regado con una buena dosis de Johnny Walker". El mismo autor lo precisa. José Luis Ducid, escritor argentino afincado en la ciudad, halló remedio al tedio y a la angustia del confinamiento a través, como no, de la escritura.

La inspiración la tomaba de las experiencias cotidianas, rutinarias pero kafkianas, nacidas de los meses de encierro, y la difusión, de un buen amigo que supo ver el potencial de aquellas historias bizarras que Ducid tecleaba al otro lado del Whatsapp. "Mi amigo Álvaro Dorda, sin decirme nada, empieza a publicar los relatos en su muro de Facebook, que tuvieron gran aceptación. Se hicieron virales, qué ironía. Fue casi como un regalo", narra el autor. O mejor dicho, el coautor, pues José Luis Ducid insiste en situar Alerta en el Orzán como una obra colectiva, que precisó de la colaboración de varias manos para dar forma a ese delirio confinado.

Un delirio múltiple: con ilustraciones de Álvaro Dorda, Inés Taboada Vizcaíno, Julia Natalia Ducid y David Carballal, y prólogo de Cristina Tobío, Alerta en el Orzán pudo ver la luz tras una campaña de micromecenazgo con la que autor y equipo pudieron sentir el calor de los lectores. "Es algo que agradezco, sobre todo porque el producto es de calidad: buen papel, color, tapa dura... no todo el mundo está ahora en condiciones de soltar 20 pavos en un libro, y, aún así, lo hicieron", aprecia.

Entre las páginas se mezclan, junto con las ilustraciones a todo color que desgranan ese delirio confinado de dos meses, relatos que describen las riñas domésticas tan propias del encierro, pero también las escenas de ternura familiar o conyugal, la rabia por la pérdida de un ser cercano a causa del Covid o el desasosiego para con una situación de la que si ya no entonces, aún ahora, es fácil ver el final. "Es un grito de indignación por lo que estaba ocurriendo. La idea de la muerte está sobrevolando constantemente en un escenario tan asfixiante como puede ser un piso. Es un ejercicio de sinceridad", comenta Ducid.

La buena acogida de los lectores, que no se hizo esperar, animó al escritor a continuar con una entrega diaria, dejando libertad a sus seguidores para deformarla a su antojo, lo que multiplicó el carácter colectivo de la obra. "Si me atrasaba en una entrega, me preguntaban si estaba bien de salud. Esa gente empezó, como un juego de espejos, a modificar los escritos, a sugerirme temas, o buscando la veracidad del relato a través de fábulas de pájaros parlantes", ejemplifica.

El autor tendrá la oportunidad de agradecer a sus seguidores su contribución mañana, durante la presentación de la obra que se celebrará a las 12.00 horas en la Fundación Luis Seoane, en cuya sede se ofrecerá, además, una exposición del contenido gráfico de la obra.