El 4 de octubre de 1970 también fue domingo. Muy parecido al de ayer, aunque con menos lluvia. El mar parecía estar enfadado. La fecha ha marcado la historia de A Coruña. Han pasado 50 años del naufragio del pesquero La Isla. Eran las cinco de la mañana y los gritos de los 15 tripulantes rompieron el silencio de una ciudad dormida. Solo uno consiguió salvarse: Ramón Seoane. La embarcación chocó con los bajos de las piedras del Boi y la Vaca, cerca de la Torre de Hércules, donde ayer familiares y amigos de las víctimas, vecinos y representantes de la corporación municipal se reunieron para conmemorar este suceso.

Una placa que se colocará en la Rosa de los Vientos permitirá que nadie olvide lo ocurrido hace cinco décadas. "La ciudad finaliza con este acto un capítulo de su historia marítima más reciente", indicó el presidente de la asociación Naufraxios Galegos, Fernando Patricio Cortizo, quien reconoció que esta "tragedia" ha dejado un "legado muy importante". Y es que la falta de medios de salvamento marcó aquel naufragio. La ciudad se puso de luto, pero siguió luchando para conseguir, tres años después, los servicios de la Cruz Roja del Mar. En 1973, llegó la embarcación Blanca Quiroga, que hoy descansa en el Monte de San Pedro. "No los pudimos salvar, pero los 14 fallecidos y el superviviente Ramón Seoane nos dejaron algo muy importante porque gracias a ellos desde aquel día se salvaron muchas vidas", confesó la alcaldesa, Inés Rey.

A día de hoy, señaló la regidora, el Servicio de Salvamento Marítimo es "más moderno y está adaptado a las exigencias del mar". Además, el Concello cuenta con una embarcación, motos acuáticas y una lancha de 300 metros de eslora "que están operativas las 24 horas de los 365 días del año". La Isla fue la semilla.

La emoción y el orgullo marcaron un acto en el que el capitán de pesca y familiar de uno de los fallecidos, Félix González, leyó un poema como homenaje a las víctimas. La actuación del Coro Cantabile llenó de aplausos un Frontón de Riazor que hizo un viaje al pasado. El delegado territorial de la Xunta en A Coruña, Gonzalo Trenor, explicó que muchos recuerdan los desastres marítimos "del Urquiola y el Mar Egeo", pero aseguró que la de " La Isla fue la mayor catástrofe de la ciudad por el número de víctimas mortales". "Aquella madrugada del 4 de octubre de 1970 ayudaron los vecinos de As Lagoas, bomberos, policías y barcos de pesca", relató, y destacó a "José López Varela, más conocido como Pepe el del Club del Mar", que "en una embarcación de solo cinco metros de eslora, se metió en los sitios de mayor peligro a pesar de que no sabía nadar".

Para Trenor, naufragios como el de La Isla, "dejan lágrimas, pero también lecciones". Una idea que también defendió Inés Rey, quien apuntó que el suceso "removió conciencias" y marcó a toda una ciudad. "Pero sobre todo al barrio de Monte Alto", agregó. Otro nombre que ha quedado grabado, como el de los 15 tripulantes de esta embarcación, es el de Francisco Dotras Lamberti. Lideró un movimiento social para establecer esa primera base en España de la Cruz Roja del Mar. "Desde aquel momento se han salvado muchas vidas", repitió la alcaldesa.

El mar se llevó hace cinco décadas aquellas 14 vidas. Pero no su recuerdo. Por eso, los asistentes al acto de homenaje se acercaron ayer a los acantilados de la Torre, cuando la lluvia dio tregua, para tirar una corona al agua dedicada a José Arrizado, José Carreño, Darío Collazo, Manuel Constella, Benito Silva, Juan Sobrido, Francisco Martínez, José Manuel Quiroga, Eduardo Rodríguez, José Manuel Sande, José Miranda, Antonio Ucedo, José Manuel Vázquez, Fernando Ríos y el superviviente Ramón Seoane. . "Somos salitre", concluyó el presidente de la asociación Naufraxios Galegos.