El proyecto presentado para el polígono de As Percebeiras cumple las exigencias del plan general en torno al mantenimiento de las vistas de la Torre de Hércules desde este punto de la ciudad, según la compañía Metrovacesa, que lidera esta actuación, a la que el Gobierno local dio su visto bueno inicial, y que tiene intención de exponer el proyecto a los habitantes de la zona. Según Ignacio Pedrosa, arquitecto responsable del proyecto, la ficha del plan general señala que la edificación debe realizarse en esta parcela hasta el cruce con la calle Torrente Ballester, de forma que se vea la Torre en la avenida de Labañou hasta el refugio de Padre Rubinos.

"Aunque se pusiera un bajo con una planta no se vería, explica Pedrosa en relación a las críticas efectuadas a las alturas previstas en esta actuación, a lo que añade que la protección visual que exige el plan se refiere a la franja de 24 metros que la asociación vecinal de Labañou denuncia como único tramo en el que se podrá ver la Torre. Según el arquitecto, "la única posibilidad" de que el faro se viera en toda la parcela sería construir en un extremo los dos rascacielos proyectados en 2002.

Sobre la reclamación de que se tramite una Evaluación Ambiental Estratégica ordinaria en lugar de simplificada, Pedrosa destaca que ni el plan general, las Directrices de Ordenación do Territorio de Galicia ni el Plan de Ordenación do Litoral exigen una protección específica de este lugar al margen de las vistas de la Torre. Así, indica que las rocas del subsuelo impiden crecer plantas que no sean gramíneas, la fauna no es destacable y los cursos de agua están modificados por las construcciones del entorno.

Metrovacesa adquirió en el verano de 2017 el suelo de As Percebeiras que pertenecía a los bancos Santander y Popular, que son accionistas suyos y con "conocimiento de los antecedentes", según el director de Suelo de la compañía, Miguel Díaz Batanero. En aquel momento, la Xunta había rechazado el plan de los anteriores propietarios, que lo enviaron a la administración autonómica sin que pasara antes por el Concello.

La inmobiliaria planteó al autor de esa propuesta, Manuel Gallego Jorreto, que elaborase un nuevo diseño reduciendo edificabilidad a cambio de rebajar el porcentaje de vivienda protegida tras pactar esta cuestión con el Gobierno local de Marea Atlántica, pero cuando la presentó recibió la respuesta de que el volumen de viviendas de protección oficial está fijado por ley en el 40% de la promoción y solo puede variarse si es para todo el municipio.

Batanero detalla que Metrovacesa optó entonces por redactar una nueva propuesta, pero que Gallego Jorreto decidió desvincularse del proyecto. Para intentar conseguir el visto bueno del Concello, la firma, ya con la participación del estudio Arqnova que dirige Ignacio Pedrosa, planteó reducir en casi 5.000 metros cuadrados la edificabilidad, que era de 60.000 y pasó a ser de 55.000. "

No es fácil para una empresa que adquiere un suelo asumir un escenario en el cual no se agote la edificabilidad que confiere el plan general", destaca el directivo de la inmobiliaria, quien asegura que se realizó un "esfuerzo importante" para convencer a los accionistas de Metrovacesa y al resto de propietarios. "No me había pasado nunca que el cliente renunciara a aprovechamiento a favor de la calidad de la ordenación" , manifiesta Pedrosa sobre esta decisión.

"Yo diría que habíamos llegado a un acuerdo con el anterior Gobierno local", señala Batanero sobre la respuesta de Marea Atlántica a la nueva propuesta, que califica de muy similar a la aprobada por el actual Ejecutivo municipal, aunque tenía cuatro edificios que superan el máximo de ocho alturas que establece el plan, frente a uno del nuevo. Según manifiesta, el entonces responsable urbanístico, Xiao Varela, se comprometió verbalmente a impulsar el proyecto, pero no llegó a hacerlo.

Para el directivo de Metrovacesa, la elevada edificabilidad que autoriza el plan general en la parcela no es "un problema imposible de resolver" , hasta el punto de estimar que el proyecto de Gallego Jorreto "lo resolvía adecuadamente" y que A Coruña "seguiría siendo una ciudad igualmente bella" si se hubiera acometido.

Batanero recuerda que esa característica del polígono está recogida en el plan general y no fue recurrida, a lo que añade que la propuesta vecinal de que no se permuten los terrenos de As Percebeiras por otros de propiedad municipal "no es viable", aunque esa decisión debe ser adoptada por la ciudadanía a través de sus representantes públicos.

"El mensaje que se nos dio desde el Ayuntamiento y que yo comparto es que quería la máxima integración con las viviendas de María Pita", comenta Ignacio Pedrosa sobre los requerimientos tanto del anterior Gobierno local como del actual. Para ello, Metrovacesa propuso rebajar la altura de los edificios y redefinir los espacios de la urbanización. "El motor es la conectividad entre estos dos barrios", explica el arquitecto, ya que se establecieron canales visuales y conexiones peatonales transversales entre los edificios y se incluyó equipamiento comercial para evitar que los vecinos del grupo María Pita tengan que subir una pendiente del 12% para llegar a Os Rosales.

Sobre la crítica vecinal a que se compute como público el espacio verde de propiedad privada, Metrovacesa aclara que la empresa renunció a que se limite el acceso y que la vivienda protegida prevista "es uno de los aspectos fundamentales", ya que permitirá que el barrio tenga "mucha cohesión social". En cuanto al temor a que los edificios den sombra al resto del barrio, Pedrosa advierte que es el relieve del municipio el que la genera y solo entre ocho y diez de la mañana.

En relación a que el polígono contará con pocas plazas de aparcamiento en superficie que generarán un problema de tráfico, la empresa detalla que habrá más de 1.300 entre las públicas y las privadas, ya que se prevé una por cada vivienda y otra por cada cien metros cuadrados construidos de uso residencial. Además de las situadas bajo los edificios, habrá un aparcamiento bajo el vial peatonal que rodeará la urbanización en el límite con la zona verde. Esa instalación será cedida al Concello y será de uso libre, y además servirá de acceso a los garajes de las viviendas para permitir que la superficie sea peatonal.