"¿Y ahora por dónde pasa el bus?", se preguntaban unos. "¿Hay una carrera de Enki o qué evento será?", especulaban otros, mientras una niña paseaba a su muñeca en el carrito por el medio de la calle, otros pequeños se divertían con sus patinetes sobre el asfalto, caminantes transitaban por el medio de la vía y vecinos con un rato libre disfrutaban sin prisa de su café al sol sentados en mesas situadas sobre lo que suelen ser carriles o aparcamientos exprés.

La aprobación fue, pese a algunas dudas, la reacción general entre quienes ayer hicieron uso de la tarde de peatonalización de San Andrés, que se repetirá el primer sábado de cada mes. La fuerza de la costumbre se tradujo en numerosos caminantes que optaron por mantenerse en las aceras "Hoy es todo tuyo, ¿eh?", comentaba una mujer al hombre que se aproximaba a la plaza de Pontevedra junto a ella en silla de ruedas, quien celebró la holgura con que ayer avanzaba sobre el firme.

Transeúntes y comerciantes coincidían en augurar un beneficio para el comercio y la hostelería de la vía y en apostar por despejar la calle de vehículos y potenciar medios de desplazamiento alternativos. Varios celebraban la tarde sin coches pese a haberse topado con ella por sorpresa y a haber tenido que completar a pie desde la plaza de Pontevedra el trayecto que habían iniciado en autobús.

Los conductores que se encontraron con el corte de tráfico junto a la castrense reaccionaron comprensivos y continuaron su ruta por calle Orzán hacia la plaza de Pontevedra. Incluso una familia que se detuvo cerca del cruce con la calle Pórtico de San Andrés, antes de la bifurcación de las calles Orzán y Cordelería, que realizaba una mudanza en su coche.

"Es algo peor para los que llegan a la plaza de Pontevedra y tienen que dar la vuelta", explicó el policía local encargado de impedir el paso por la calle Pórtico de San Andrés, junto a la iglesia. A pocos metros, el único vehículo que permanecía estacionado en San Andrés cerca de la iglesia fue retirado por una grúa poco después de las 17.00 h.

Entre las dudas más comunes destacó también la de si la peatonalización de la calle era solo puntual, un experimento o un proyecto con vocación de convertirse en realidad permanente. El Ayuntamiento tiene en contratación la redacción del proyecto para convertir la calle en un bulevar libre de tráfico y elude concretar plazos para consagrar al peatón e intentar revitalizar la calle que en su día fue el símbolo del comercio coruñés.