Las empresas privadas de actividades extraescolares manifiestan su preocupación ante la situación actual y reivindican su vuelta a los centros educativos con protocolos seguros. Desde que se inició el curso en septiembre, un total de 16 colegios han optado por ofrecer a las familias las actividades de la Federación Provincial Anpas Centros Públicos la Coruña -cuenta con un convenio con el Ayuntamiento-, y otros las combinan con empresas privadas o solo contratan estas últimas, aunque son una minoría, y también hay un porcentaje de centros que todavía no cuenta con programación, a la espera de la evolución de la pandemia. "Tenemos protocolos muy exigentes. Si la Federación empieza a ofertar las mismas actividades que nosotros, los centros acabarán prescindiendo de las empresas privadas. Es injusto", expone la responsable de una de estas empresas.

La presidenta de la Federación Provincial de Anpa, Lola Blanco, explica que "no hay competencia" y reconoce que a muchos centros les da "más seguridad" ofrecer las actividades extraescolares con esta entidad, que trabaja con el Concello y que tiene una "amplia trayectoria". Sin embargo, Blanco no descarta que la situación vaya cambiando si mejora el número de contagios. "Ya se irá viendo, quizá en enero pueda ampliarse la oferta. También hay centros que decidieron no hacer ninguna actividad y otros que solo tienen oferta cultural porque es menos movida que la deportiva", señala.

Las empresas dedicadas a estas clases fuera del horario escolar insisten en que sus "protocolos son seguros" y no entienden por qué algunos centros no les permiten el paso a sus aulas. "Es cuestión de arrimar el hombro. Los colegios podrían duplicar su servicio de limpieza o incluso que la propia empresa se encargase de la desinfección para dejar los espacios limpios, pero ni siquiera nos dan la opción", lamenta Maribel Azpilcueta, de Jumping Kids, que está dando servicio a dos de los quince centros educativos que cubría el curso pasado. "Nadie quiere asumir responsabilidades fuera del horario lectivo", apunta.

Desde el Gimnasio Fibra, que cuenta con clases de judo, critican que se les acuse de "no tener protocolo" cuando sí lo han elaborado y sus actividades son, por tanto, "igual de seguras que las de la Federación y el Concello". "Habéis hecho un monopolio para impartir solo vuestras actividades", denuncian a través de las redes sociales. Lola Blanco insiste en que "al no ser una empresa, no hay ganancia".

La Federación oferta clases como "inglés, deportes y otras actividades culturales". "Es algo que ya teníamos estudiado y planificado", añade, puesto que las empresas privadas critican que esta entidad "ha aumentado su oferta". "Dan, por ejemplo, teatro, que es algo que cubríamos nosotros", dice una de las profesionales afectadas.

Ante una situación "muy complicada", las empresas privadas dedicadas a las clases extraescolares se han reinventado. Jumping Kids, con su local en el número 4 de la calle Montevideo, abre su academia "de cuatro a seis para dar servicio a los alumnos de los colegios de la zona". "Las familias siguen trabajando y necesitan conciliar", indica Maribel Azpilcueta, que reflexiona que esto hace que "muchos abuelos cuiden a los nietos, algo que se quería evitar". Jumping Kids se encarga de recoger a los pequeños en los colegios y realizar tareas o refuerzo en el local. Hay más empresas que debido a las dificultades para acceder al interior de los colegios han alquilado bajos para dar clases extraescolares. Un gasto más. "Está siendo muy difícil. Las ayudas no llegan y nos han pasado los recibos de autónomos cuando la persiana estaba cerrada", concluyen.