Los policías que acudieron al domicilio de Ramón S.G., el acusado de degollar a su mujer en julio de 2018 en la calle de la Estrella, afirmaron ayer que el hombre les confesó que le había dado "bastantes pastillas, una mezcla de medicamentos" para que la víctima" no sufriera". Así lo manifestaron estos agentes en la tercera sesión del juicio que se desarrolla durante esta semana en la Audiencia Provincial, después de que el procesado negase en su declaración ante el jurado popular que Judite Martins estuviera dormida o sedada en el momento del crimen y que ella misma había tomado la medicación que le recetaron.

Uno de los agentes del 091 relató, a preguntas de la fiscala, que, al llegar al piso, el hombre estaba sentado en la cama donde yacía la víctima sobre una lona "con un corte profundo en el cuello", que había un cuchillo "de grandes dimensiones" a su lado y que vio "abundante sangre". También mencionó que el acusado tenía "una actitud tranquila y normal, no estaba nervioso".

"Nos dijo que quería suicidarse, pero que no se atrevió", añadió el policía, que destacó que el procesado no tenía "ninguna lesión visible". Tanto los policías que lo detuvieron como uno de los que lo trasladaron al hospital negaron ante el jurado popular que manifestara signos de embriaguez.

El Ministerio Público solicita 25 años de cárcel para el procesado y la acusación particular y la de la Xunta, prisión permanente revisable. La defensa alega por su parte que los hechos constituyen un suicidio asistido, por lo que pide una pena de entre seis y diez años.

Agentes de la policía científica que participaron en la inspección del crimen resaltaron que la casa y la habitación estaban "perfectamente ordenadas y limpias" y que, en el suelo, al lado de la víctima, había "un charco de sangre" y alguna salpicadura en el resto de la estancia. "No había sido una improvisación", añadió uno de los policías, quien resaltó que el cuchillo no estaba "muy manchado" de sangre.

Una agente de la Unidad Familia y Mujer de la Policía Nacional, que habló con los familiares de ambos cónyuges poco después de la muerte de Judite Martins, relató que todos coincidían en que los dos les habían dicho que tenían un cáncer terminal y que la víctima decía que quería "acabar con su vida". También confirmó que en el historial médico de la mujer aportado por el Sergas no consta dicha enfermedad.

Otra policía comentó que creyó que en la muerte de la víctima "no había habido forcejeo" por el estado en el que estaba el plástico sobre el que se encontraba el cuerpo. "No recuerdo que hubiese demasiada sangre", explicó, apuntando que sí que había debajo de la mujer, pero no en las paredes o en otras partes de la habitación.

Una médica que atendió a la víctima en el hospital siete días antes de su muerte por un intento de suicidio confirmó que, tras sufrir nueve cortes, algunos de ellos profundos, "la fuerza disminuye" en los brazos afectados.

Otro médico que también prestó asistencia a la mujer afirmó en cambio que las lesiones le permitirían "flexionar el brazo". El acusado aseguró en su declaración ante el jurado popular que la mujer tenía sus manos sobre las de él cuando le cortó la arteria carótida y que fue ella la que le guió para hacer descender el cuchillo sobre su cuello.

El juicio celebrará hoy la que en principio debería ser su última sesión. Tras las comparecencias de los últimos peritos, las partes presentarán sus conclusiones definitivas y comenzará la deliberación del jurado.