La directiva que hasta el pasado mes de marzo llevó las riendas del Club Financiero Atlántico, que cerró sus instalaciones tras más de tres décadas de actividad, ha sido eximida por un juzgado de A Coruña de responsabilidades en la quiebra de la entidad, que a finales del año pasado solicitó concurso de acreedores. El juez ha archivado una de las partes del proceso, la pieza de calificación, al concluir, apoyado en sendos informes del administrador concursal y del Ministerio Fiscal, que los directivos no fueron responsables de una deuda acumulada de 300.000 euros.

El juzgado de lo Mercantil número 2 ha emitido un auto en el que da por concluida solamente esta parte del concurso, pero no el resto del proceso, que sigue su curso y deberá resolver la fase de liquidación, en la que los acreedores percibirán las cantidades que se les adeudan procedentes de la venta de activos patrimoniales del Club Financiero.

El archivo de la pieza de calificación, por la que se considera el concurso como "fortuito", es producto en primer lugar de un informe del administrador concursal que, tras analizar la gestión de la entidad, ha resuelto exonerar a la última junta directiva, encabezada por Mariano Gómez-Ulla de Irazazabal, de toda responsabilidad en su situación de insolvencia declarada. A continuación, ese informe pasó a la Fiscalía, cuyo dictamen, tras un nuevo estudio de la actividad de los directivos, coincide en general con el del administrador del concurso, explica el abogado del club durante el proceso, Rafael González del Río, de la firma Caruncho Tomé & Judel. Con ambos documentos, el juez ha cerrado la pieza y contra su fallo no cabe recurso.

Si la resolución judicial hubiera considerado "culpable" el concurso, se habría tenido que tramitar la pieza a través de un juicio con su consiguiente sentencia. Como se ha archivado como "fortuito", el administrador concursal proseguirá con el proceso para obtener ingresos como resultado de la venta del patrimonio del club a través de subastas, ventas online u otros procedimientos; ese dinero se destinará a los acreedores de la entidad en los últimos años y cuando la deuda quede saldada el proceso concursal habrá concluido, añade González del Río.

Cuando el abogado y el último presidente del Club Financiero informaron hace siete meses de la quiebra de la entidad y anunciaron su cierre, esta adeudaba las nóminas de los dos meses anteriores a sus 21 trabajadores, quienes en las semanas previas hacían parones en la actividad en protesta por lo que consideraban "falta de soluciones" de la directiva para responder a sus deudas. Gómez-Ulla y González del Río aludieron a discrepancias con la empresa dueña de las instalaciones, lo que iba a obligar a la entidad a abandonar el edificio de la avenida Salvador de Madariaga que ocupaba como alquilado, aunque no lo atribuyeron a la causa del concurso.

La representación sindical de la plantilla atribuyó la crisis económica por la que pasaba el club a un exceso de gastos de sus responsables y a "pleitos" de su presidente con el personal sobre los salarios y los horarios y con el propietario del inmueble.

El Club Financiero se creó en 1989 por un grupo de socios con el propósito de poner en contacto a los empresarios de la ciudad y de Galicia para exponer sus respectivos proyectos. Desde su fundación, entre otros desayunó allí Amancio Ortega, creador de Inditex. De las cenizas del Club Financiero y con el impulso del exsocio Ramón Santiago, ha surgido ahora el Club de Empresarios y Ejecutivos de Galicia (CEEG), que la próxima primavera prevé abrir sus instalaciones en el Coruña Sport Centre de Matogrande. Con una previsión inicial de 350 plazas, su promotor comentaba a comienzos de este mes que ya se habían recibido casi 200 solicitudes.