La propuesta de implantación de un carril bus en la calle Juan Flórez elaborada por la empresa Terravanza para el Concello aconseja que esta plataforma reservada para el transporte público sea únicamente en dirección a la plaza de Pontevedra, lo que implicará que los buses y taxis circulen en sentido contrario al resto del tráfico. Esta circunstancia lleva a los autores del estudio a plantear que el carril esté diferenciado del resto de la calzada mediante un pavimento coloreado, lo que servirá para advertir a los conductores que provendrán de la plaza de Pontevedra.

Otro de los elementos de seguridad con que contará el carril bus serán separadores que consistirá en un bordillo de hormigón de 30 centímetros que podrá ser rebasado por los vehículos de transporte público en caso de necesidad. La razón de la elección del sentido de entrada para la nueva plataforma es la dificultad que tendría colocar el carril en el centro de la calzada, así como que su dirección fuera hacia Alfonso Molina, ya que mantendría el paso de los buses por Federico Tapia, una zona actualmente congestionada.

La opción de los bordillos de hormigón, que irán encastrados en el pavimento, fue seleccionada en lugar de otras como las aletas de tiburón con que contó el vial reservado al transporte público que existió entre 2008 y 2011 desde Federico Tapia hasta la calle San Juan. Esas barreras de plástico fueron duramente criticadas en aquel momento por su impacto visual y porque causaban dificultades para acceder a los garajes existentes a lo largo del recorrido de los buses.

Frente a esos problemas, los bordillos tienen una presencia mucho menor que las aletas y además hacen posible que buses y taxis abandonen el carril en caso de una avería u otro tipo de circunstancia imprevista. La posibilidad de mantener el vial sin separadores fue descartada porque permitiría que fuera invadido por cualquier vehículo que circulase hacia la salida de la ciudad, lo que podría causar accidentes o bloquear este espacio reservado al transporte público.

El estudio se muestra contrario a la posibilidad de que el carril bus se implante en el centro de la calzada y con doble sentido de la circulación a causa de las dimensiones de la calle Juan Flórez, puesto que sería precisa una franja de al menos 20 metros de anchura destinada en exclusiva al paso de buses y taxis. Esta ubicación causaría un grave trastorno al tráfico, ya que a lo largo de Juan Flórez existen varios cruces a ambos lados de la calzada, además de accesos a garajes y zonas de carga y descarga que quedarían afectados por el vial central.

Otro factor que el estudio tuvo en cuenta es la diferencia de nivel, que alcanza los cinco metros en su punto más alto, existente en la calzada de Juan Flórez a partir del cruce con las calles Marcial del Adalid y Costa da Unión. La instalación de un carril bus central y de doble sentido en ese tramo implicaría la ocupación de toda la calzada y además precisaría de resolver el problema que surgiría en la incorporación del tráfico a Juan Flórez desde la avenida de Alfonso Molina.

Otra de las opciones que analizó el estudio fue la de poner en marcha el carril bus en sentido de salida de la ciudad, el mismo que tiene el resto de la circulación. Pero fue rechazado porque supondría mantener e incluso incrementar el paso de autobuses por el recorrido que se inicia en Federico Tapia y llega hasta Francisco Mariño, en el que volumen de tráfico actual ya genera complicaciones. A esto se une el que en el tramo de Juan Flórez con diferentes cotas en la calzada, en el superior solo quedaría un carril para el tráfico general en caso de implantarse un carril bus con sentido de salida.

Una última posibilidad sería trasladar a la avenida de Linares Rivas el recorrido de los buses que ahora pasan por Federico Tapia para acceder a la plaza de Pontevedra por Juana de Vega, lo que también se descartó porque esa avenida es ya el punto por el que acceden a la ciudad buena parte de los autobuses metropolitanos, cuyo número se incrementará además en los próximos meses tras la entrada en vigor de los nuevos contratos suscritos por la administración autonómica con las empresas del sector.

También se tuvo en cuenta que el posible cambio a Linares Rivas de las paradas que ahora se hallan en la zona de Federico Tapia causaría un perjuicio a los usuarios del bus, que quedarían alejados de los puntos del Ensanche a los que se dirigen o desde los que ahora toman este transporte.

Uno de los efectos que el estudio prevé que producirá la instalación del carril bus en sentido contrario al del resto de la circulación es una reducción de la velocidad del tráfico, ya que se estima que los conductores prestarán más atención al ver a autobuses y taxis pasando en la dirección opuesta.

Esa consecuencia va en línea con la actuación llevada a cabo recientemente por el Concello en esta misma calle, en la que se señalizó un carril con velocidad limitada a treinta kilómetros por hora y reservado para bicicletas a lo largo de todo su trazado. El Gobierno local pretende implantar esa regulación en todas las calles de la ciudad con un solo carril y un sentido del tráfico.