Animal, una canción compuesta por Silvia Penide, habla sobre no rendirse, sobre sentimientos enfrentados, sobre la relación de quien la canta con la música y con el público, explica su autora. El tema, interpretado por la coruñesa con el simple acompañamiento de una guitarra, fue ayer la banda sonora de una despedida, la de la sala de conciertos Bâbâ Bar, y también un mensaje que clama por ayuda para el sector musical y, por extensión, el cultural, para reponerse (y sobrevivir) a los golpes causados por la pandemia del coronavirus.

"Durante once años hemos sido un eslabón importante de la cadena cultural de la ciudad que ha ayudado a muchos artistas a nacer, a perder el miedo escénico y a desarrollarse para que luego llegasen a teatros y auditorios. Si no hay lugares como el Bâbâ Bar, ¿dónde pueden iniciarse los músicos?", expresaba dolida Cristina Toba, que el sábado pasado anunció el cierre de su local tras once años de actividad, los siete últimos meses ahogada por la falta de ingresos, sin público y a la espera aún de las ayudas solicitadas a las administraciones para poder afrontar gastos.

En una situación parecida y condicionada por las restricciones que las autoridades imponen a sectores como la cultura, la hostelería y el comercio, se encuentran otras salas de la ciudad, pero también muchos trabajadores que viven de la música y de la cultura que no pueden enseñar a quien quiere aprender, interpretar o crear ni compartir sus manifestaciones artísticas con un público.

Cansados de la espera por las ayudas y recelosos con las administraciones por lo que entienden que es "falta de atención e interés" por el sector, varios músicos y artistas de A Coruña, impulsadas por el lema "o nos unimos o nos hundimos", prevén visibilizar su enfado y desconfianza de forma pública con acciones reivindicativas.

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La última canción del Bâbâ Bar

"Se trata de sobrevivir, y Cristina no pudo. Hay mucha gente pasándolo muy mal, desde el que se pone delante del público hasta la persona que pega los carteles de los conciertos por la calle", comentaba el programador de conciertos Tomi Legido, presente ayer en la última actuación en el Bâbâ Bar.

Silvia Penide recogió este miércoles el premio Martín Códax en la categoría de canción de autor o autora, un reconocimiento que no se esperaba. En su discurso, que no llevaba preparado, se acordó de la sala Bâbâ Bar y reivindicó el papel que estos locales hacen en la "difusión de la cultura". "La de Cristina no ha sido una rendición, ha sido una lección de vida y una bajada del telón con las botas puestas", decía ayer la cantante.

Minutos antes, a media mañana, con el sello de Bâbâ Bar a su espalda, interpretaba Animal como homenaje a la sala de conciertos y a su propietaria en un escenario al que se ha subido muchas veces con distintos proyectos y formaciones, tantas que ni recuerda cuántas, y que nunca más volverá a pisar. Ni ella ni ningún artista.