El jurado popular declaró ayer por unanimidad culpable de homicidio a Ramón S.G., acusado de degollar a su mujer en su domicilio de la calle de la Estrella el 18 de julio de 2018, para quien las acusaciones particular y popular pedían prisión permanente revisable al considerarle autor de un delito de asesinato. El tribunal será ahora el encargado de decidir qué pena se le aplica al reo, quien fue juzgado durante esta semana y la pasada en la Audiencia Provincial. La prisión permanente revisable está reservada para delitos de asesinato.

El acusado, natural de Bilbao, alegó durante la vista haber "ayudado" a su esposa -María Judite Martins, de 57 años- a morir porque ella se lo "pidió" , ya que creía padecer un cáncer óseo, aunque en realidad sufría una fuerte depresión. Según declaró, su mujer se sentó en la cama con un cuchillo en las manos que después cogió él. Se lo puso en el cuello y ella colocó sus manos sobre las de él para guiarle, según señaló, y "el cuchillo bajó solo" cortándole la arteria carótida, lo que le causó la muerte. "Yo no la maté, solo hice lo que ella quería que hiciera", declaró para exculparse de la acusación de asesinato que pendía sobre él. "No me arrepiento", dijo sobre su actuación, a lo que añadió que intentó evitar que se suicidara hasta que no lo soportó más.

La Fiscalía reclamaba para él 25 años de cárcel por un delito de asesinato con alevosía, en el que concurrirían las agravantes de género y parentesco, por haber matado a su mujer, para lo cual cubrió la cama que usaban con bolsas de plástico y le cortó la carótida con un cuchillo "aprovechando que estaba acostada, de forma sorpresiva y repentina".

Una semana antes, la mujer intentó suicidarse, por lo que un psiquiatra aconsejó su ingreso hospitalario al considerar que sufría un episodio depresivo grave, pero el encausado insistió en que no se quedase ingresada y se comprometió a su vigilancia y a encargarse de su tratamiento. Durante el juicio, el hombre justificó esta decisión afirmando que su mujer rechazada permanecer en el hospital.

La acusación particular, ejercida por los tres hijos de la víctima, reclamó la prisión permanente revisable, amparada en que la mujer era "especialmente vulnerable" por su enfermedad. El abogado que los representa indicó que el procesado "hizo creer" a la mujer que ambos padecían un cáncer terminal y que iba a realizar para ellos "un suicidio colectivo por amor", pero que "la degolló" en un momento de debilidad, mientras se encontraba medicada. "Si hubiera tenido intención de matarse lo habría hecho", manifestó Francisco José, uno de los hijos. Todos los testigos declararon que el acusado mostraba una actitud cordial hacia su mujer en presencia de otras personas, pero los descendientes de ella aseguraron que nunca pudieron hablar con ella a solas desde que se casó.