España está a punto de entrar en un nuevo estado de alarma sanitaria y los sectores que peor lo han pasado desde marzo por la pérdida de actividad y clientes, y por tanto de ingresos, se encomiendan con resignación a la esperanza de que los efectos de la segunda ola de la pandemia del coronavirus no sean tan dañinos. Agencias de viajes, academias de estudiantes, peluquerías, programadores y monitores de actividades para el tiempo libre, negocios de ocio infantil, floristerías, diseñadores de vestidos de boda y fotógrafos de enlaces miran al presente con pesar y al futuro con incertidumbre, como la gran mayoría de los sectores creativos, sociales y comerciales en todo el país.

Este reportaje muestra las preocupaciones de este tipo de negocios en la ciudad. Algunos han visto caer con gravedad la demanda de sus servicios, otros de manera más moderada; hay quienes, según el momento del año, experimentan una mejora; otros han cambiado las fórmulas de trabajo; pero también los hay que, llegados al límite, han arrojado la toalla.

Celebraciones: Sin flores en tiempos de Covid. En marzo, las floristerías sufrieron su primer revés: el confinamiento les pilló con las cámaras llenas de flores preparadas para el día del Padre. Tuvieron que tirar todo. "Nos pasó como a la restauración, al ser producto perecedero, si no lo vendes ese día, ya no vale,", recuerda Eva María Fariñas, de Floristería Calo. El Día de la Madre, otra fecha fuerte, pasó tímidamente por sus locales al coincidir con la primera semana de la desescalada, tras lo que vendría un árido verano sin bodas ni celebraciones. "Los ramos de novia son muchísimo más sencillos, nada que ver con los de hace un par de años. Los que quieren seguir decorando son una pareja de cada 50. Las comuniones, lo mismo, un centro de mesa y ya". Un panorama complicado ante el que hubo que fortalecer la unión del gremio y apostar por el producto local. "Nos ayudamos entre las tiendas, pasando trabajos o derivando algunos clientes. En vez de pedir tanto a Holanda, por ejemplo, se trabajó más el producto de aquí", explica Fariñas, que se acuerda de otro gremio ligado al suyo que tampoco vive sus mejores momentos. "Recibíamos flor fresca y buena todos los días, pero muchos invernaderos tuvieron que arrancar todo y volver a plantar para Difuntos, sin saber si íbamos a estar confinados o no", comenta. El de todos los Santos, otro de los días clave para el sector, pues son muchos los que siguen eligiendo las flores para honrar a sus difuntos, se presenta como una oportunidad con la que se pueda optar a cierta recuperación. "Hemos notado que la gente está más precavida: se hacen encargos con mucha más antelación. Muchas personas perdieron a gente durante la pandemia y no pudieron velarlos", observa.

Agencias de viajes: Demanda pendiente de la movilidad. Adolfo Díaz, responsable de la agencia de viajes Atlantis Travel Galera, se encuentra cada día con dos "realidades distintas" creadas por la incidencia del coronavirus en la población: "Leo las noticias por la mañana y veo una situación cada vez más preocupante, y vengo a la agencia y los clientes nos preguntan por viajes de fin de año, incluso al Caribe, y los contratan". A Canarias se quiere ir, y a Turquía y a las islas griegas, o a otros destinos donde las restricciones son menores o no es obligatorio el uso de la mascarilla, se viajó mucho este verano, repasa Díaz. La gente quiere viajar, sí, pero también tiene miedo, sobre todo a que se restrinja la movilidad, preocupación que tienen también las agencias. "Tenemos viajes contratados para este mes, hay para noviembre y suponemos que los habrá para fin de año". A Adolfo Díaz le llama la atención que la gente mayor se decida a viajar más que los jóvenes. Pero aunque hay demanda, hay preocupación en el sector, castigado como muchos otros por la pandemia. Muchas agencias han cerrado y de cuatro o cinco empleados han pasado ahora a dos. "La cosa está muy mal, obviamente, vendemos viajes, pero no llegamos a las cifras de los años anteriores", resume.

Tiempo libre: De 300 a 40 actividades en los colegios. "Nos está afectando mucho porque la obligación de mantener los grupos burbuja en los colegios hace que no podamos hacer actividades sin respetarlos", explica Sergio Tomé, responsable de la empresa SerOcio, acerca de las dificultades que pasan los organizadores de actividades extraescolares y de tiempo libre para desarrollar su labor a causa de la pandemia. Destaca que la recomendación de que se salga de casa lo menos posible lleva a que no se confíe en la seguridad de las iniciativas que promueven estas empresas. "De unas 300 actividades que teníamos al año en los colegios, ahora no llegamos a cuarenta", se lamenta Tomé, quien estima que el 80% del personal de las empresas de este sector está ahora sin trabajo, ya que los profesores y monitores de actividades culturales, deportivas y artísticas están paralizados, al igual que los de otras iniciativas no escolares. "No se puede programar nada a largo plazo porque la normativa de seguridad cambia continuamente", añade, ya que el curso de monitores de tiempo libre que había organizado SerOcio tendrá que ser reprogramado al no poder participar ahora más que cuatro alumnos y el monitor, lo que no compensa a ninguna de las partes. "Hay que pararlo hasta que mejore la situación y capear el temporal", comenta Tomé.

Ocio infantil: Los parques de juegos tiran la toalla. Marián Fernández, responsable del parque de juegos infantil Kórkora Park, se mostraba contundente el pasado mes de julio: "Barajo no volver a levantar la persiana". Meses después se hacía realidad el anuncio: la persiana del local, como la de tantos otros establecimientos del mismo tipo en la ciudad, ha caído para siempre. "Mantenerme abierta me supone hacer una inversión que no estoy en disposición de afrontar", asegura Fernández. Kórkora, que paró su actividad a punto de cumplir la mayoría de edad, no es el único que no ha podido soportar el envite de las restricciones, la falta de ayudas y la incertidumbre que pesa sobre los espacios de juegos infantiles, a quienes, a día de hoy, nadie ha dejado claro cómo deben adaptarse. Desde el 1 de octubre, Marián Fernández "malvende", como ella misma define, las estructuras, el mobiliario y los juegos de su local. No es la única: puede contar, al menos, otros cuatro que hayan cerrado o estén pensando en hacerlo. "Ahora, con las restricciones de cinco personas, todavía puedes hacer menos. La gente también anda con miedo, reservan con un mes o dos de antelación, pero una semana de repente hay un positivo en una clase y lo anulan", relata. El sentir común de los profesionales del ocio infantil es que las administraciones les han olvidado completamente, y que existe una falta de coordinación total a la hora de proponer soluciones. "En la Xunta te dicen una cosa, en el Concello otra. No queda otra que cerrar", lamenta.

Academias: Cierres, menor facturación y clases online "No hemos vuelto a tener clases presenciales de oposiciones desde que empezó la pandemia", informa Carmen Amor, directora de la academia Cefiasa Adams, quien añade que en la actualidad están terminando unos cursos de formación ocupacional de la Xunta que empezaron en enero y que debían haber concluido en mayo. "Son grupos muy reducidos de 15 a 20 personas que hubo que parar cuando las reuniones se limitaron a diez", explica Amor, quien detalla que para realizarlos se aplican unas medidas de seguridad exhaustivas, ya que no se mezclan alumnos de un turno con los de otro, se mantiene la distancia de seguridad y se toma la temperatura a los asistentes. Los alumnos que preparan oposiciones reciben las clases online desde el 17 de marzo mediante videoconferencias con el profesor y el horario que tenían, a lo que suman aula virtual con tutoriales para complementar las clases. "Fue un acierto reaccionar a tiempo porque fuimos de los primeros en dar clases en directo, pero hubo que comprar equipos y licencias para todos los profesores", indica la directora de la academia, que aplica descuentos a los alumnos desde el primer momento. A pesar de estas iniciativas, su caída de la facturación alcanza el 35%, aunque advierte que otras empresas del sector están cerradas y que la suya se beneficia de formar parte de un grupo.

Trajes de novias: Aplazamientos y bodas íntimas. Las bodas de 2020 se quedaron en standby. Una parálisis, a la espera de tiempos más favorables para darse el sí quiero, que escenifican sus vestidos: encargados desde hace meses y casi listos, aguardan en paquetes la ocasión. Ha sido un año complicado para las tiendas y diseñadoras de vestidos de novia. Begoña Peñamaría es una de ellas: en 25 años de profesión jamás había vivido un verano semejante, pero no se desanima. Tras la sequía, vuelve el movimiento. "Casi toda la agenda de bodas de 2020 pasó a 2021. Ahora, en octubre, empezamos a tener los primeros encargos de novias para el año que viene, pero hay menos que un año normal", comenta. Un verano extraño caracterizado por bodas íntimas y cancelaciones de última hora en el que, no obstante, en su taller no han estado ociosos. "Fue un año de vivir a salto de mata, adaptándonos a la clienta. Hubo alguna vez que tuvimos que terminar el vestido en un mes. Afortunadamente no fue problema, porque los vestidos estaban casi hechos y enfundados", recuerda. Fueron también momentos en los que tocó reinventarse; junto a los vestidos de novia, comenzaron a salir del taller mascarillas personalizadas de tela con filtro y hasta una línea de lencería y prendas de noche. "Voy a lanzar una colección de batas y camisones, tanto para novia como para cualquier ocasión, en punto de seda con distintos diseños. Creo que gustará", adelanta.

Fotografía de bodas: A la espera de los enlaces aplazados. Ninguna de las bodas que Fran Martínez y Roberto Berdini, de Bokêh Fotografía, tenían en agenda se han suspendido, al menos, por ahora, todas siguen adelante con sus planes de casarse. Este año han hecho solo dos. Las demás parejas han decidido esperar a que la situación se estabilice, así que, este fin de semana están con su stand en el Expobec -la feria de las bodas, que se celebra hasta hoy en Palexco-, para que los que han dado el paso de casarse o, al menos, han empezado a pensar en ello conozcan su manera de plasmar los enlaces. "Nuestros clientes, aunque se hubiesen quedado muy contentos con nuestro trabajo, en principio, no repetirían, porque solo ofrecíamos bodas y, solo te casas una vez", explica Fran Martínez. La pandemia les ha mostrado que pueden ofrecer otros servicios a esos mismos clientes, por ejemplo, sesiones familiares, como una tarde en el campo, y siempre con el mismo estilo y filosofía. "Nada de posados", resumen los fotoperiodistas, que aportan su experiencia en prensa. Durante el estado de alarma, a falta de poder cumplir con su agenda, se quedaron en casa y renovaron la web, volvieron a ponerse en contacto con antiguos clientes y, tras la desescalada, empezaron a prepararse para la segunda ola, para ampliar los servicios que ofrecen a empresas, tanto de foto como de vídeo, para seguir trabajando mientras el sector recupera la normalidad y mientras llegan las fechas en las que, si todo sale bien, habrá boda.

Peluquerías: Primero un boomCuando los ciudadanos pudieron salir a la calle tras las semanas de confinamiento en la primera ola del Covid-19 en el país, no tardaron en ir a las peluquerías y salones de belleza. Cortes de pelo, cambios de estilo, lavados o tratamientos urgentes. "Tras salir del estado de alarma aquello fue un boom, por las cuidados atrasados que tenía la gente, pero perdimos como un 50% de los servicios relacionados con las bodas o celebraciones, porque se cancelaron muchas o se limitó la asistencia de invitados. Eso nos ha hecho mucho daño, y creo que por ello vamos a caer un poquito más también ahora", prevé Ainara Cereijo, propietaria de la peluquería La Pelu de mi Hermana. Con nuevas restricciones a la vista y con miedo creciente en la población por el aumento de casos de coronavirus, cree que "la gente, con menos vida social, se va a quedar mucho más tiempo en casa". "El sector se está ahogando, muchas peluquerías han tenido que cerrar y las que quedamos trabajamos menos. Si antes te teñías el pelo una vez al mes, ahora lo haces cada mes y medio o dos; si venías a peinarte todas las semanas, ahora una vez al mes".