Octubre de 2020 será un mes que pasará a la historia por muchas razones. Para la colectividad, como el mes en el que se implantó una suerte de segunda edición del estado de alarma, que azotará de nuevo las rutinas de todos. Para el universo creativo y creador coruñés, por la serie de festivales de audiovisual, arte y cine independiente que, a pesar de los malos tiempos para la lírica y el visionado, apostaron por mantener sus programaciones según lo planeado y lucharon por crecer en una nueva normalidad en la que no parece haber lugar para el arte.

El espectáculo debe continuar, y, de hecho, continúa en A Coruña. Tras el éxito, hace pocas semanas, de la Mostra de Cinema Periférico (S8), la nueva presentación del Cormorán Film Fest,que comparte semana de estreno con el festival de videoarte Intersección, así lo acredita: la cita de cine internacional de autor, todavía en crecimiento, estrena segunda edición con una mudanza, del espacio Normal y la sala Mardi Gras al teatro Colón. La cita, pensada inicialmente para conjugar cine y música, tuvo que prescindir de esta segunda parte ante el desarrollo de los acontecimientos.

No fue el único de los ajustes de última hora: el reciente anuncio del toque de queda nocturno obligó a la organización del festival a adelantar sus todas sus proyecciones con respecto a la hora fechada. También se resintió el aforo: del 50% disponible, se tuvieron que conformar con un 7% del espacio del Teatro Colón. Coyunturas que, tras casi un año de preparativos, no iban a conseguir que sus impulsores tiraran la toalla. "En noviembre del año pasado ya habíamos hablado con el Teatro Colón. En enero comenzamos a buscar la programación en festivales internacionales, como Berlín o Rotterdam. Las últimas semanas han sido muy complicadas, pero al final, lo sacamos", explica el director de la cita, Manuel Lógar.

Por fortuna, su carácter de festival pequeño jugó, en contra de lo que suele ser habitual, en su favor, pues no fue mucha la inversión perdida al reconvertir algunas de sus facetas. Todo es nada para impulsar y proteger el género de autor, que corre peligro, en nuestros días, de convertirse en una pieza más del cine comercial, a cuya diferenciación debe su razón de ser. "En estos momentos de pandemia, la gente demanda producciones. El cine de autor se está convirtiendo un poco en cadena de producción de las grandes plataformas, se copian unas a otras y salen productos menos interesantes. No es algo sano para la programación cinematográfica de autor", considera Lógar.

Otros que han tenido que reinventarse y adaptarse a las circunstancias excepcionales han sido los impulsores de Intersección, que da cobijo en sus espacios a la confluencia entre el arte contemporáneo y el audiovisual. La que es su tercera edición se desarrolla casi al mismo tiempo que Cormorán en la ciudad, desde mañana hasta el día 1 de noviembre.

Reducción de aforos y apuesta por el streaming, pero las mismas ganas: el plato fuerte del festival, de formato singular, que en este caso se lo lleva la presencia del género en Croacia, país discreto en los circuitos de cine y audiovisual independientes, se mantiene en el cartel gracias al esfuerzo de sus organizadores, así como su apuesta por los contenidos formativos y sus espacios de encuentro, pata fundamental de la cita.