Ante la imposibilidad de quedar con amigos o familiares por las normas dictadas por la Xunta el pasado viernes, más de uno optó por cumplirlas pero sin renunciar al contacto con sus seres queridos. Los coruñeses suelen ocupar las terrazas de los locales de hostelería para tomar el aperitivo o comer. Como esto solo se puede hacer con convivientes, alguno reservó dos mesas cercanas para mantener una conversación con sus allegados. Esta vez no pudieron compartir entrantes o raciones, en la misma mesa pero sí pasar un rato juntos aunque al obligado metro y medio de distancia. En otras mesas, sin embargo, se veía a grupos que de convivientes parecían tener bien poco.