Decía Gay Talese que cuando Frank Sinatra estornudaba se resfriaba toda la industria del entretenimiento de Estados Unidos. Pues algo parecido le ocurre a A Coruña, de manera exponencial, con el cierre de la hostelería durante un mes, decretado desde la medianoche del viernes al sábado por la Xunta para contener al Covid.

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Cerca de 9.000 empleos directos e incontables indirectos que convierten en transversal un golpe, que afecta también a distribuidores, proveedores, quiosqueros, taxistas o músicos. Penitentes invisibles de una situación en la que, supuestamente, no están en primera línea, pero que les sitúa al borde del precipicio. "Es una cadena y estamos todos fastidiados", relata José Manuel Vázquez, que tiene un puesto de prensa en la plaza de Pontevedra y que ahora no podrá llevarle el ejemplar diario al Manhattan, a la Internacional y a varios bares de la zona. José Manuel Vázquezplaza de PontevedraManhattanInternacional Y, como él, muchos, de todas las edades, condiciones y circunstancias laborales.

Desde Rafael Fernández Barbeito, que teme que "desaparezca el empleado del taxi" Rafael Fernández Barbeito, hasta Ramón Martínez, que lleva casi 40 años al frente su carnicería en San AgustínRamón Martínezcarnicería en San Agustín y ya "no" sabe "qué inventar". En la lonja se preparan para un nuevo escenario y hay empresas de distribución de material de hostelería abocadas a reinventarse, a buscar otros canales de venta o a un cierre temporal, al cesar casi al 100% la actividad de su razón de ser. Todos esperan que pronto abran las barras y que se escuche de nuevo la música en los locales. Miguel Ladrón de Guevara está preparado para salir de la "jubilación forzosa" en la que lleva desde marzo. Miguel Ladrón de GuevaraMientras tanto, solo queda aguantar y "esperar a que escampe", tal y como cuenta.