Un proyecto de José Luis Pardo Vázquez, científico en la Universidade da Coruña, acaba de recibir financiación por parte del Ministerio de Ciencia e Innovación. Se trata de una investigación para determinar de qué forma influye un acceso fácil a los alimentos en la toma de decisiones. ¿Tomamos peores decisiones por disponer de demasiada comida, y demasiado fácil de conseguir?

¿De qué parte su hipótesis?

Ya sabemos que el sobrepeso influye en el desarrollo cognitivo. Hay investigación en roedores que relaciona el estar por encima del peso normal y rendir peor en tareas tipo aprendizaje y memoria como laberintos. La idea que tuve es, en lugar de mirar solo cuánta comida ingerimos, ver también de qué manera conseguimos la comida. En estado salvaje, tú tienes que hacer algo para conseguir la comida, no es tan accesible como en un supermercado. Dedicar tu tiempo a actividades orientadas a conseguir comida es una de las cosas que más te motivan en estado salvaje. A los animales que están en jaulas de experimentación con toda la comida que quieren, les quitan la oportunidad de aprender.

¿Se reduce su estimulación cognitiva?

Exacto, se deja de estar involucrado en actividades buenas para aprender y mejorar el funcionamiento del cerebro. Hay una serie de zonas del cerebro que es el sistema de recompensa. Ese sistema se encarga de presentar o descodificar la información sobre las consecuencias de nuestras acciones. Los animales salvajes ejercitan ese sistema mucho más, y eso hace que rindan mejor en test de conducta. Lo que voy a hacer es, en vez de darles a los roedores toda la comida que quieran, controlar lo que comen para que tengan déficit calórico. Además, tendrán que esforzarse para conseguirla.

Extrapolado a los humanos, ¿somos menos listos como especie desde que tenemos todo más accesible?

En realidad, ya hay pruebas de eso. En la película animada Walli-e se explica un poco esa idea. Si tú tienes unas condiciones, incluso teniendo sobrepeso, en las que el sistema de recompensa está bien desarrollado, probablemente no tengas problema. Lo que creo es que existe esa relación en la que habitualmente nos daría oportunidades de aprender y ahora no, porque desde pequeños tenemos acceso a comida, limita nuestra capacidad cognitiva. Se ve en animales, en tareas muy simples como un laberinto. Quiero trabajar en toma de decisiones; en si los animales tienen más capacidad de decisión en condiciones controladas cuando no tienen acceso ilimitado a comida. En humanos hay evidencia de que pasa eso. En estudios correlacionales, que no te permiten establecer una relación causal, se ve que las personas obesas toman peores decisiones.

¿El hambre agudiza el ingenio?

Sí. En el Lazarillo de Tormes, esa es la historia, la necesidad le hace ser cada vez más ingenioso. Lo mismo aplicado a los animales de experimentación en un entorno controlado. Voy a tener la posibilidad, que en humanos no podría, de a lo largo de todo el ciclo vital de los animales controlar cuanto comen. Lo ideal sería hacerlo en humanos, pero es imposible, no puedes esperar que un humano te diga la verdad y toda la verdad.

Sería éticamente cuestionable.

No podrías registrar la actividad de ese sistema de recompensa mientras los animales están haciendo las tareas. Les voy a poner unos microscopios y electrodos en la cabeza y voy registrar la actividad de los centros del sistema de recompensa. Voy a comparar a los animales que tienen comida libre con los que la tienen restringida.

¿Estos descubrimientos sobre animales de laboratorio tendrán aplicaciones sobre la vida del ser humano?

Está lejos del objetivo. Si se da la situación ideal, que es que mi hipótesis se confirme, una de las consecuencias es que tú pides que tome buenas decisiones sobre su alimentación a una persona cuyo sistema de recompensa no está funcionando bien, y que por lo tanto es más probable que tome buenas decisiones. Si consigues entrenar su sistema de recompensa, quizá mejorarías su capacidad para tomar buenas decisiones sobre su alimentación. Eso es mucho más complicado, porque la alimentación depende de muchos sistemas independientes, como los hábitos, que son muy difíciles de controlar. A los humanos nos encanta pensar que nuestra vida se rige por un sistema dirigido a objetivos, pero no es verdad. El sistema de hábitos influye muchísimo. La cuestión es que saber mejor cómo es el enemigo te ayuda a vencerlo, pero no tiene una aplicación directa, por eso es ciencia básica.

¿Demuestra el estudio que los animales salvajes son más inteligentes que los domésticos?

Eso es lo que yo creo que pasa. Cuando te lo dan todo hecho, es más difícil que tu sistema cognitivo se desarrolle adecuadamente, porque nuestra fisiología está adaptada a un entorno diferente al que vivimos. La cultura hizo que las sociedades cambiasen, pero no cambiaron nuestros genes. Hay un desarreglo entre nuestra fisiología y nuestro contexto. Disponemos de sistemas fisiológicos para buscar comida y comer, que son redundantes y rápidos, y los mecanismos para detener la ingesta son lentos y menos eficaces. Lo que no se sabe es cuál es le papel del acceso a la comida, la facilidad para obtenerla. Hay estudios que demuestran que la memoria mejora cuando restringes la ingesta calórica.