Cañita Brava sigue siendo un gran paseante de las calles de la ciudad y es habitual que sus vecinos lo vean con el teléfono en la oreja, sobre todo en las zonas de A Gaiteira, Os Castros y O Castrillón. A donde ya no puede ir es a sus bares de referencia, en los que le gustaba bromear con sus camareros o propietarios mientras tomaba su tradicional cafecito o, en ocasiones en verano, un multicolor helado de hielo. Los bares lo echan de menos y él a los bares y por eso grabó un mensaje de apoyo. En él defiende que los hosteleros no son culpables de lo que está pasando, sino que son clientes que se portan mal los que afean la actividad del sector.